Reagan opta por la 'doble vía' en el istmo

El destituido subsecretario de Estado, Thomas Enders, fue el padre de la doble vía: intensificar la asistencia militar al Gobierno salvadoreño y al mismo tiempo negociar con la guerrilla. Ésta es la opción que ha asumido Ronald Reagan al autorizar a su embajador especial, Richard Stone, a entrevistarse con la guerrilla.Este cambio en la forma de encarar el conflicto salvadoreño no es del todo autónomo. Detrás de él se vislumbra la mano del Congreso, que ya exigió un mes atrás el nombramiento de un embajador itinerante para Centroamérica y que condicionó luego el envío de nuevas ayudas m...

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El destituido subsecretario de Estado, Thomas Enders, fue el padre de la doble vía: intensificar la asistencia militar al Gobierno salvadoreño y al mismo tiempo negociar con la guerrilla. Ésta es la opción que ha asumido Ronald Reagan al autorizar a su embajador especial, Richard Stone, a entrevistarse con la guerrilla.Este cambio en la forma de encarar el conflicto salvadoreño no es del todo autónomo. Detrás de él se vislumbra la mano del Congreso, que ya exigió un mes atrás el nombramiento de un embajador itinerante para Centroamérica y que condicionó luego el envío de nuevas ayudas militares a la apertura de negociaciones en el plazo de 90 días.

Pero al margen de estas presiones institucionales, la política de la doble vía no incorpora ningún cuerpo extraño a los hábitos de la actual Administración norteamericana. Se trata sólo de aplicar al minúsculo teatro de operaciones salvadoreño el principio seguido con la URSS: discutir sobre desarme mientras se presiona con la instalación de misiles de alcance medio en Europa.

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Es evidente, por lo demás, que el Gobierno estadounidense emplea aún ahora el concepto de la negociación con un sentido bien diferente al que le adjudica la oposición salvadoreña. Esta lo concibe como un diálogo con agenda abierta y sin condiciones previas, similar al que podría establecerse entre dos Ejércitos que han llegado a la conclusión de que no pueden derrotarse mutuamente.

Para la Administración Reagan, el objetivo de la negociación no puede ser otro que el de crear un espacio de seguridad suficiente para que la izquierda participe en las elecciones anunciadas para el mes de diciembre, que con toda probabilidad van a ser retrasadas.

La izquierda salvadoreña no ha rehusado por principio la salida electoral para la crisis de su país, pero ha insistido siempre en que sólo unas conversaciones paritarias con el Gobierno -en su última propuesta ha incorporado también a Washington- podrían crear las condiciones para un proceso electoral que no sea repetición de los fraudes del pasado.

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La visita del presidente Álvaro Magaña a Estados Unidos, prevista para hoy, puede aportar nuevos datos para la apertura de este tímido proceso de negociación, que es, con todas sus limitaciones, el primer intento por encontrar una salida distinta de la guerra.

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