DECIMOOCTAVA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Reportero gráfico

Cano ha visto más de 4.000 corridas de toros -casi todas a través del visor de una cámara fotográfica.

Francisco Cano, un alicantino de 70 años, es el decano de los fotógrafos taurinos. Fue boxeador y novillero, y antes de la guerra toreó muchas reses con edad y kilos por los pueblos de España, pero sin grandes éxitos. Cuando después empezó como fotógrafo taurino tenía "una ventaja sobre los compañeros: yo sabía cómo reaccionaban los animales".

Cano fue contrátado por matadores como Domingo Ortega, Cagancho, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín y Parrita para segui...

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Cano ha visto más de 4.000 corridas de toros -casi todas a través del visor de una cámara fotográfica.

Francisco Cano, un alicantino de 70 años, es el decano de los fotógrafos taurinos. Fue boxeador y novillero, y antes de la guerra toreó muchas reses con edad y kilos por los pueblos de España, pero sin grandes éxitos. Cuando después empezó como fotógrafo taurino tenía "una ventaja sobre los compañeros: yo sabía cómo reaccionaban los animales".

Cano fue contrátado por matadores como Domingo Ortega, Cagancho, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín y Parrita para seguir sus temporadas y sacar fotos de propaganda y para la prensa. Colaboró con El Ruedo y Marca, aunque casi nunca fue fijo en ningún periódico, "porque a mí me gustaba la independencia, la libertad". También ha hecho reportajes sobre Franco y el Rey, y personajes famosos como Hemingway, Ava Gardner, Orson Welles, Bing Crosby y Charlton Heston.

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Y Cano fue casi el único fotógrafo presente en Linares cuando murió Manolete: tiene fotos históricas de la estocada a Islero, de la cogida unas décimas de segundo más tarde, de los peones y monosabios, desesperados, llevando el matador a la enfermería donde moriría, una muerte que conmovió a España y Latinoamérica.

Hoy en día, Cano colabora con la revista taurina Aplausos, y dice que "esto no da para comprarse un coche o una finca, pero sí para ir comiendo". Parece que, más que nada, le gusta estar en esto de toro, le gusta el ambiente del llamado planeta de los toros. En Madrid y Sevilla, Cano y los demás fotógrafos están obligados a trabajar desde el tendido, pero en las otras plazas casi siempre está metido entre barreras. Es un hombre bajito al que se le puede identificar por una gorra blanca que uno de sus seis hijos trajo de Alemania.

Cano ya no usa tanto aquella antigua máquina Leica sino nuevos aparatos japoneses con potentes teleobjetivos que le permiten acercarse más a, la acción, y aprovecha la rapidísima película moderna. Para los aficionados fotógrafos, Cano tiene un solo consejo: "Estad siempre con el ojo pegado al visor. Es incómodo, pero es la única manera de no perder la foto de la tarde, o del año. Yo he perdido grandes fotos por dejarme distraer". Cano confirrna que las nuevas técnicas han influido en la forma de fotografiar la fiesta, y, hablando con él, uno se acuerda de la frase célebre de Guerrita. En 1900, el diestro cordobés se había retirado repentinamente, amargado con el tratamiento que le dispensaban los públicos. Cuando años después surgieron Joselito y el fenómeno Belmonte, un periodista le preguntó a Guerrita si éstos eran mejores que los diestros de su día. "No", contestó el Califa. "Quienes son mejores son los fotógrafos".

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