La novena 'cumbre' de los siete 'grandes' occidentales

Ronald Reagan asegura que en Williamsburg se alcanzará un acuerdo para garantizar la recuperación económica

Los jefes de Estado o de Gobierno de las siete naciones industrializadas más importantes de Occidente abrieron ayer en Williamsburg (Virginia) tres días de conversaciones, centradas fundamentalmente en la situación económica. Ronald Reagan, que en esta novena cumbre occidental actuará de anfitrión, expresó, poco antes del inicio de una serie de reuniones bilaterales con los líderes asistentes, su convencimiento de que "no habrá ningún enfrentamiento importante" entre ellos y de que se alcanzará un consenso para unificar criterios sobre cómo "asegurar y garantizar la recuperación económica en c...

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Los jefes de Estado o de Gobierno de las siete naciones industrializadas más importantes de Occidente abrieron ayer en Williamsburg (Virginia) tres días de conversaciones, centradas fundamentalmente en la situación económica. Ronald Reagan, que en esta novena cumbre occidental actuará de anfitrión, expresó, poco antes del inicio de una serie de reuniones bilaterales con los líderes asistentes, su convencimiento de que "no habrá ningún enfrentamiento importante" entre ellos y de que se alcanzará un consenso para unificar criterios sobre cómo "asegurar y garantizar la recuperación económica en curso"."El objetivo central de esta cumbre es la recuperación. El mundo occidental está saliendo de la recesión, y de lo que se trata ahora es de asegurar esta recuperación que estamos registrando", declaró Reagan, cuya férrea política monetaria ha permitido que la economía estadounidense se encuentre ahora a las puertas de registrar un crecimiento sostenido y sin tensiones inflacionistas. "No habrá ninguna confrontación en Williamsburg, ya que estoy seguro de que ninguno de los líderes asistentes ha venido aquí a perder el tiempo", añadió.

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Aunque las primeras impresiones, ofrecidas por los jefes de Estado o de Gobierno de Francia Reino Unido, República Federal de Alemania, Canadá, Italia y Japón, parecen confirmar las previsiones de Reagan, y en Williamsburg no habrá sorprendentes declaraciones encontradas, sí cabe hablar de actitudes no coincidentes de cada país y de grupos de países en torno a los problemas fundamentales que caracterizan su propia situación económica y de la de sus socios: políticas de crecimiento frente a monetarismo, fuertes déficit presupuestarios, altos tipos de interés, inestabilidad cambiaria, proteccionismo, estáncamiento del comercio mundial y endeudamiento del Tercer Mundo.

Mientras que el presidente francés, François Mitterrand, no ha renunciado a presentar aquí los detalles concretos de su propuesta para modificar el sistema monetario internacional en el curso de una conferencia mundial específica para discutir la vuelta a tipos de cambio fijos y estables, fuentes de la delegación francesa reconocen que Mitterrand no hará de este asunto un punto central de su posición.

La necesidad de controlar el fuerte déficit presupuestario en Estados Unidos, que en el próximo- año fiscal puede superar los 200.000 millones de dólares, se va a convertir en la bandera que los europeos van a utilizar dentro de su estrategia para que Washington pueda actuar sobre los altos tipos de interés.

El mantenimiento de las elevadas tasas de interés ha llevado al dólar a sus niveles más altos en décadas y ha forzado a las naciones europeas, en un esfuerzo para evitar la salida de capitales en búsqueda de un mayor rendimiento, a equiparar artificialmente las suyas.

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El obstáculo más importante

Margaret Thatcher, Helmut Kohl, Amintore Fanfani y François Mitterrand parecen haber coordinado sus declaraciones en torno a esta cuestión, quizá porque se presenta como el obstáculo más importante en la consolidación de la reactivación económica.

Una moderación de los gastos en EE UU permitiría rebajar los tipos de interés, y con ello se abriría la posibilidad de disponer de más recursos en el, estímulo de la actividad económica. 30 millones de parados en el área de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, a la que pertenecen los siete países, justifican la postura de los líderes europeos, más sensibles a los aspectos sociales de la crisis económica.

Otro obstáculo en la consolidación de la actividad económica es el estancamiento del comercio internacional, en parte como consecuencia de la fuerte tendencia proteccionista de las naciones más afectadas por la crisis. Japón y la República Federal de Alemania, junto a Canadá, traen propuestas concretas para resolver este problema, cuyo efecto en sus economías, orientadas hacia la exportación, es decisivo.

En cuanto a la ayuda al desarrollo, y más concretamente a los países fuertemente endeudados, cuya recesión perjudica fuertemente a las naciones industrializadas, no parece que será muy difícil poner de acuerdo a los siete.

Con este apretado programa, junto a los encuentros individuales de la jornada de ayer, que centró la atención sobre los problemas políticos, es de esperar para mañana el comunicado final del encuentro, que pondrá fin a esta cumbre, a la que asisten más de 3.000 periodistas, entre Prensa escrita y técnicos de televisión y radio.

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