La fuerza del idiomatismo

Nadie duda de que la orquesta de Leningrado posee una fuerza y una personalidad sonoras realmente singulares, ni del admirable grado de identificación orquesta-director existente entre el conjunto, paulatinamente renovado, pero que es dirigido desde hace cuarenta y tantos años por Mravinski. Las diferencias de criterio, cómo no, pueden producirse al juzgar versiones de los grandes clásicos; pero éstas prácticamente se esfuman cuando los músicos de Leningrado abordan programas del repertorio ruso: aquí, la fuerza del idiomatismo, la autoridad que. confiere la vivencia larga y honda, se a...

Nadie duda de que la orquesta de Leningrado posee una fuerza y una personalidad sonoras realmente singulares, ni del admirable grado de identificación orquesta-director existente entre el conjunto, paulatinamente renovado, pero que es dirigido desde hace cuarenta y tantos años por Mravinski. Las diferencias de criterio, cómo no, pueden producirse al juzgar versiones de los grandes clásicos; pero éstas prácticamente se esfuman cuando los músicos de Leningrado abordan programas del repertorio ruso: aquí, la fuerza del idiomatismo, la autoridad que. confiere la vivencia larga y honda, se alían con la solvencia artístic a para conseguir interpretaciones que admiran, convencen y hasta exaltan.Auténticamente clamorosa fue la respuesta del público al concluir la Quinta Sinfonía de Shostakovich, tocada por los músicos de Leningrado de forma sensacional, con intervenciones solistas destacadísimas, aunque prime en el recuerdo el carácter compacto y redondo del bloque, tan poderoso en los tuttis como sutil en pianísimos de rara calidad.

Compositores rusos

En la primera parte se había ofrecido el poema sinfónico de Chaikovski Francesca da Rimini: versión admirable, aunque no se alcanzaran las cotas excepcionales que aplaudimos el año pasada a los mismos artistas con otras obras de los compositores rusos.Aquella actuación permanece insuperada, pero el recuerdo de la Quinta de Shostakovich se unirá a los logros más altos escuchados al extraordinario binomio musical que forman Yevgueni Mravinsky y la Filarmónica de Leningrado.