Crítica:CINE : 'EL HOMBRE DEL RIO NEVADO'

'Western' en Australia

Cuando El hombre del río Nevado se presentó en el último festival de Montreal, su productor aseguraba con ironía que el George Miller que la firma nada tenía que ver con el director de Mad Max, refiriéndose a la muy distinta estética entre esas películas.Ciertamente, la violencia de, sobre todo, Mad Max II, se ha trastocado en esta película por un relato poético que observa (aunque el término sea abusivo) el trasvase de la adolescencia a la madurez de un joven campesino, conocedor de los caballos y de las altas montañas que descubre al tiempo el amor y la injusticia.
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Cuando El hombre del río Nevado se presentó en el último festival de Montreal, su productor aseguraba con ironía que el George Miller que la firma nada tenía que ver con el director de Mad Max, refiriéndose a la muy distinta estética entre esas películas.Ciertamente, la violencia de, sobre todo, Mad Max II, se ha trastocado en esta película por un relato poético que observa (aunque el término sea abusivo) el trasvase de la adolescencia a la madurez de un joven campesino, conocedor de los caballos y de las altas montañas que descubre al tiempo el amor y la injusticia.

El espectáculo fundamental del filme se encuentra en sus paisajes, en el color , en los congelados de imágenes, en los trucos fotográficos..., ya que la historia en sí carece de garra, aunque no aburra. El origen de la película es una leyenda clásica australiana, recogida en un poema popular, que hace referencia a la libertad.

El hombre del Río Nevado

Director: George Miller. Guión: John Dixon y Fred Culcullen, basado en la leyenda de A. D. ('Banjo") Paterson. Intérpretes: Tom Burlinson, Terence Donovan, Kirk Douglas, Tommy Dysart, Bruce Kerr. Aventuras. Australiana, 1982. Local de estreno: Avenida. Madrid.

Un cuento sobre la libertad

Esos caballos salvajes que numerosas veces atraviesan la pantalla, son, sin duda, el ejemplo vivo de lo que la película pretende. La libertad del muchacho protagonista comienza cuando vence la de los caballos.Un cuento breve, sin grandes pretensiones, que ha tenido, no obstante, un raro éxito en los festiva les donde se ha exhibido: en el de Montreal obtuvo un premio y en el de Sevilla, otro. Quizá porque su modestia de planteamiento (y no de presupuesto) despierta las simpatías del público.

Kirk Douglas, eventual colaborador, a lo que se ve, del cine australiano, interpeta dos papeles distintos con su característica seguridad: es una buena baza para la comercialización de la película pero no constituye una intervención imprescindible.

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