Argelia se une a Tunicia y Marruecos para contener la penetración soviética en el Magreb a través de Libia

El Gran Magreb árabe se ha convertido en zona de ebullición política, con la perspectiva de una consolidación espectacular de los lazos tradicionales de amistad que unen, ante todo, a argelinos, marroquíes y tunecinos. El Tratado de Fraternidad y Concordia, firmado la semana pasada por los presidentes de Argelia y Tunicia, constituye, de hecho, una plataforma de contención de la penetración soviética y norteamericana en la región, correspondida con la firma, entre libios y soviéticos, de un tratado de amistad que convierte a la Yamahiria en un fiel aliado de la diplomacia del Kremlin.

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El Gran Magreb árabe se ha convertido en zona de ebullición política, con la perspectiva de una consolidación espectacular de los lazos tradicionales de amistad que unen, ante todo, a argelinos, marroquíes y tunecinos. El Tratado de Fraternidad y Concordia, firmado la semana pasada por los presidentes de Argelia y Tunicia, constituye, de hecho, una plataforma de contención de la penetración soviética y norteamericana en la región, correspondida con la firma, entre libios y soviéticos, de un tratado de amistad que convierte a la Yamahiria en un fiel aliado de la diplomacia del Kremlin.

En la óptica argelina de un no alineamiento que rechaza las alianzas naturales con el bloque soviético, la decisión del coronel Gadafi viene a añadirse a una escalada del dirigente libio en favor de los acuerdos de fusión firmados en el pasado con Tunicia, Egipto, Argelia y Siria. Ignorado oficial y públicamente en Argel, el llamamiento a la unidad árabe pronunciado recientemente por Gadafi en Bengasi, con motivo del sexto aniversario de la creación de la Yamahiría, ha recibido una respuesta indirecta a través del tratado argelino-tunecino.A fin de explicar el contenido de este documento histórico, que entrará en vigor, con una duración de veinte años prorrogables, cuando se intercambien los instrumentos de ratificación, el presidente Chadli envió ayer sendos emisarios a Marruecos, Mauritania, Malí y Níger. Uno de sus consejeros más íntimos, el teniente coronel Larbí Belkhir, secretario general de la presidencia, se trasladará a Rabat con un mensaje de Chadli para el rey Hassan II de Marruecos. Trípoli no forma parte de las capitales informadas por Argelia.

Paz y seguridad en el Magreb

El Tratado de Fraternidad y Concordia contiene un preámbulo en el que, tras subrayar la fe de los dos países concernidos "en la unidad de destino del Gran Magreb árabe", afirma que tiene como objetivo reforzar la estabilidad, la paz y la seguridad en esa zona y en el mundo.Argelia y Tunicia se comprometen, por este documento, a abstenerse de recurrir a la amenaza o utilizar la fuerza para solucionar sus problemas, respetar su integridad territorial, la intangibilidad de sus fronteras nacionales, la soberanía y la independencia política de cada país.

"Las dos partes", agrega el tratado, "se comprometen a no adherirse a alianzas o conjuntos de naturaleza militar o política con uno o varios otros Estados, contra la independencia política, la integridad territorial o la seguridad de una de las partes..."

Más adelante, el documento, que es el primero de esa naturaleza firmado por Argelia, expresa el compromiso de los dos países en cuanto a prohibir toda organización o actividad, concentrada en uno de sus territorios dirigida a desestabilizar a la otra parte.

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Por último, tras advertir que cada país mantendrá su libertad de acción en cuanto a firma acuerdos con otros Estados "que no estén en contradicción con el articulado del presente tratado", afirma que el documento permanecerá abierto a la adhesión de otros Estados del Gran Magreb árabe que acepten esas decisiones y cuenten con el acuerdo de las dos partes.

El tratado de amistad firmado en Moscú por el número dos del régimen libio, Abdessalam Jallud, permite a los soviéticos utilizar la brecha abierta por el malestar creciente existente entre la Yamahiria y el resto del mundo árabe.

La moderación de los propósitos de los dirigentes magrebíes contrasta con la rigidez de los argumentos de Gadafi, quien, viendo aumentar sus diferencias con los países vecinos de Libia, parece dispuesto a emplear a fondo la carta soviética.

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