¿Figuras?, para el gato

JOAQUÍN VIDALENVIADO ESPECIAL "La corrida ha salido áspera", decían al terminar los toreros, y los taurinos asentían, compartiendo con ellos el dolor. Pues, la verdad, desde el tendido no nos pareció tanto. Aparte de que culpar al toro del fracaso ya está muy visto. Los taurinos son como niños y hacen igual que los colegiales, cuando sacan malas notas y dicen: "Es que el maestro me tiene rabia, papi". En realidad lo que ocurrió con la corrida fue que era de una vulgaridad aplastante. Y además, ¿quien les mandó a los toreros prepararse semejantes toros?. Yo no, a mí que me registren. Ni el públ...

JOAQUÍN VIDALENVIADO ESPECIAL "La corrida ha salido áspera", decían al terminar los toreros, y los taurinos asentían, compartiendo con ellos el dolor. Pues, la verdad, desde el tendido no nos pareció tanto. Aparte de que culpar al toro del fracaso ya está muy visto. Los taurinos son como niños y hacen igual que los colegiales, cuando sacan malas notas y dicen: "Es que el maestro me tiene rabia, papi". En realidad lo que ocurrió con la corrida fue que era de una vulgaridad aplastante. Y además, ¿quien les mandó a los toreros prepararse semejantes toros?. Yo no, a mí que me registren. Ni el público. Sucede, sin embargo, que a las figuras no les van los toros de casta, como esos Cuadri del miércoles que llenaron el ruedo de emoción. Y, en justa correspondencia, a los del tendido no nos van las figuras. Esas, para el gato.

Serían ásperos algunos toros del ganadero Matías Barnardos pero los pobres iban allá donde los matadores les decían. La cuestión estaba, sin embargo, en que frecuentemente los matadores no les decían a dónde tenían que ir. Por ejemplo Antoñete y Manzanares en sus segundos ásperos enemigos, a los que ni por casualidad se pasaron por la faja y únicamente intentaron quitarles varias moscas que les picoteaban por la fosca cara. El público, naturalmente, se enfadaba mucho, pues desinsectar toros no parece prudente ejercicio en plena corrida de feria.

Antoñete toreó en redondo y al natural en el toro que abrió plaza y no nos gustó, por un quítame allá esa muleta que dejaba retrasada, ese pico que ponía adelante y apuntando a la naya, ese desdén a cualquier proximidad de los pitones, no importaba si diestros o siniestros, pues lejos le hacían mejor acomodo. Nunca nos arrepentiremos bastante de semejante exigencia, porque luego se vería que el resto del espectáculo aún era peor. Manzanares no toreó ni en redondo ni al natural. El fino torero alicantino se tiró de rodillas para recibir a su primer toro, le dio una larga cambiada y eso es todo cuanto dio en la tarde. El fino torero alicantino dudaba, regateaba, corría. Era un flan, era un sudor. Al áspero, lo aliñó con aspereza, y al borrego no lo supo entender, lo cual preocupará profundamente al manzanansmo (y más aún a los doctos manzanarólogos) pues precisamente con tal género alcanzó y cimentó su fama de figura. El fino torero alicantino, cuyo nombre de guerra es José Mari Manzanares, parecía ayer hueco de ideas, vacío de afición, fuera del toreo. Mal asunto.

Dicen vídeos, puestos en movimiento retardado, que Niño de la Capea, en cambio, sí toreó en redondo y al natural. Puede ser, pero a vista de tendido era imposible adivinarlo. El Niño de la Capea, poseído de un frenesí uniformemente acelerado, levantaba vendavales de trapo, polvo y babas bovinas, y con tanta rapidez producía los pases que, cuando iba por el quinto o el sexto, no habíamos conseguido asimilar el primero. Montaba la espada y nuestras entendederas aún estaban intentando comprender la razón de la sinrazón de tanta prisa y tanto pataleo por el redondel pues, al fin y al cabo, sus toros, ásperos o no, eran tan lentos, tan sosos, tan vulgares y tan flojos como los demás.

¿De manera que estas son las figuras?. Pues al gato con ellas, y quédense, para disfrute de la afición, toreros como los Esplá, los Ojeda y los Dámaso del miércoles, con toros verdaderos como los Cuadri. Esa es la fiesta que queremos. De los de ayer únicamente salvaríamos a Antoñete, desde luego cogido por los pelos (canos) pues su veteranía tuvo la merced de obsequiarnos con un hermoso pase de la firma y con un hondo ayudado por bajo arqueando la pierna. Y ya es sabido que cuando el maestro del mechón arquea la pierna, la tauromaquia se agiganta y los aficionados ortodoxos se estremecen. Es un dato de importancia capital, porque los aficionados ortodoxos de piernas arqueadas saben lo suyo, y la de Antoñete la tienen puesta en un pedestal.

Escola de Tauromàquía de Valencia

Bajo el patrocinio de la Diputación Provincial se ha creado la Escola de Tauromaquia de Valencia. El acto de constitución de la misma se hizo coincidir con el comienzo de la feria de fallas, y ya ha iniciado sus actividades. Esta tarde, en Xátiva, ha organizado una novillada, que patrocinan, conjuntamente, la Diputación valenciana y el Ayuntamiento local, en la cual participarán los más destacados alumnos de la Escola, Marcial Fernández y Rafaelín Valencia, y de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, El Fundi y José Luis Bote.

Este festejo se enmarca en el certamen de escuelas taurinas que han convocado las de Madrid, Albacete, Córdoba y Valencia, el cual se desarrollará a lo largo de becerradas y novilladas con picadores o sin ellos, con participación de los alumnos menores de 18 años. Los fines fundamentales de la Escola de Tauromaquia son velar por la permanencia y pureza de los mejores valores de la fiesta, e impartir enseñanzas teóricas y prácticas del toreo, a las que se añadirán otras culturales.