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La oposicion salvadoreña y el Papa

A nosotros, los salvadoreños que estamos en la oposición política agrupada en la amplia alianza del Frente Democrático Revolucionario Farabundo Martí de Liberación Nacional (FDR-FMLN), también nos gustaría hablar con el papa Wojtyla cuando visite El Salvador este mes de marzo. Nosotros creemos que la visita del Papa, si no resulta excesivamente manipulada por un régimen que gobierna bajo el estado de excepción desde hace dos años, puede representar un paso sustancial para lograr la paz en El Salvador. Para ello sería muy conveniente que el Papa conociera también la versión no oficial de las co...

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A nosotros, los salvadoreños que estamos en la oposición política agrupada en la amplia alianza del Frente Democrático Revolucionario Farabundo Martí de Liberación Nacional (FDR-FMLN), también nos gustaría hablar con el papa Wojtyla cuando visite El Salvador este mes de marzo. Nosotros creemos que la visita del Papa, si no resulta excesivamente manipulada por un régimen que gobierna bajo el estado de excepción desde hace dos años, puede representar un paso sustancial para lograr la paz en El Salvador. Para ello sería muy conveniente que el Papa conociera también la versión no oficial de las cosas, la versión de las mayorías oprimidas, que padecen, se oponen y resisten al régimen.Pero no podemos hablar con él. En primer lugar, nuestros líderes y representantes no pueden aparecer públicamente en El Salvador, porque los desaparecen. Luego, el, programa de la visita es demasiado apretado para las pocas horas que el Papa pasará en nuestro torturado país. Y, finalmente, los organizadores del viaje ni siquiera han contemplado la posibilidad de que encontrara a la oposición.

Sin embargo, por razón del protocolo y por la naturaleza misma de este tipo de viajes, el Papa hablará con el Gobierno de Magaña, qué, aunque absuelto por el presidente Reagan, es responsable de grandes y continuas violaciones a los derechos humanos, y quizá dé la mano al presidente de la Asamblea Constituyente, quien probablemente tiene sobre su conciencia el asesinato del arzobispo de San Salvador, monseñor Romero.

Pero ya que la oposición no puede hablar con el papa Wojtyla, quisiéramos, al menos, que nos conceda una petición. La oposición le pide al Papa que visite también la catedral metropolitana y el seminario de la archidiócesis. ¿Qué puede haber de más razonable? ¡La catedral y el seminario!

Le pedimos al Papa que visite la catedral y el seminario de San Salvador porque allá podrá encontrar voces que le digan con más elocuencia que nosotros, los representantes políticos de la oposición, lo que sufre el pueblo: la inveterada injusticia, la insólita crueldad y la total incomprensión que las mayorías pobres de El Salvador han sufrido y sufren aún.

La tumba de monseñor Romero

En la catedral hallará el papa Wojtyla la tumba venerada de monseñor Romero, hermano suyo en el episcopado y, como él, víctima de un atentado criminal que en su caso le llevó al martirio. Ante la tumba de monseñor Romero, aclamado ya por el pueblo -al estilo medieval- como santo mártir, oirá el Papa los ecos de aquella voz que una y otra vez clamaba: .¡En nombre de Dios, cese la represión!", y quizá reciba luz y valor para tomar el lado de las mayorías pobres de El Salvador -como tomó el de los obreros en Polonia- y salga abiertamente en su defensa.

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Estamos seguros de que el papa Wojtyla irá a la tumba de monseñor Romero, aunque no sea más que para evitar la impresión de que la Santa Sede no estaba de acuerdo con su valiente denuncia y de que rechaza el proceso de canonización popular. Quitaría a aquella pobre gente uno de los pocos motivos de esperanza que les queda en medio de tanta desolación y tanto sufrimiento,

También le pedimos al Papa que vaya al seminario de la archidiócesis. El seminario de San José, como se llama, está a unos trescientos metros del elegante centro comercial donde celebrará una misa para el pueblo. En el seminario viven cientos de refugiados -a algunos de los cuales vimos hace poco en Televisión Española que han sufrido en sus carnes y en la carne de sus familiares las peores formas de la represión gubernamental. Esos refugiados, en su mayoría mujeres y niños, pueden explicar al papa Wojtyla mejor que los informes del Departamento de Estado de Estados Unidos y que los partes mentirosos de los militares salvadoreños -y mejor que nosotros también- lo que pasa realmente en El Salvador. Son los testigos más veraces y más cualificados que el Papa puede encontrar en su visita a El Salvador para llegar a la verdad, verdad que, en cuanto se pueda, querrá sin duda conocer. En el seminario oirá el Papa voces del pueblo que no podrán menos de penetrar hasta el fondo de su conciencia cristiana; escuchará relatos, verá heridas, tocará miserias, que le harán comprender -aunque siga sin aprobar- por qué el pueblo salvadoreño ha tomado las armas para cambiar un estado de cosas insoportable por todos los conceptos, que no se ha podido cambiar de ninguna otra manera conocida.

La nuestra es una petición razonable. Ya que no va a escuchar a los políticos de la oposición, a la otra parte de esta contienda civil, en la que también son mayoritarios los católicos, por lo menos que oiga al obispo mártir y que oiga al pueblo crucificado. Le pedimos que amplíe levemente su itinerano para incluir en él la visita a la catedral y al seminario, lugares, por otra parte, bien eclesiásticos. Allá le esperan los testigos de la pasión del pueblo salvadoreño y ojalá el papa Wojtyla no se lave las manos.

Lucas Marín es miembro del FDR-FMLN.

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