Cartas al director

Amnistía fiscal

Como inspector financiero y tributario en tareas de inspección, quisiera manifestar mi punto de vista personal, que creo recoge el sentir de muchos compañeros, sobre las recientes instrucciones de la Subsecretaría de Hacienda, con fecha de 27 de septiembre último, por medio de las cuáles se amplían los beneficios de la amnistía fiscal de 1977 hasta el 31 de diciembre de dicho año.Por lo que respecta a las citadas instrucciones, me han producido un profundo desencanto, sólo explicable si se encuadra dentro del contexto de la actuación de los responsables salientes del Ministerio tendentes a vac...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Como inspector financiero y tributario en tareas de inspección, quisiera manifestar mi punto de vista personal, que creo recoge el sentir de muchos compañeros, sobre las recientes instrucciones de la Subsecretaría de Hacienda, con fecha de 27 de septiembre último, por medio de las cuáles se amplían los beneficios de la amnistía fiscal de 1977 hasta el 31 de diciembre de dicho año.Por lo que respecta a las citadas instrucciones, me han producido un profundo desencanto, sólo explicable si se encuadra dentro del contexto de la actuación de los responsables salientes del Ministerio tendentes a vaciar de contenido la reforma tributaria. Todos estamos de acuerdo en que la normativa era quizá injusta, pero en ningún modo confusa a raíz de la Orden Ministerial de 27 de marzo de 1981.

Pero, si lo que se pretende es zanjar de una vez la polémica, y no se debe a razones políticas, la verdad es que han tardado bastante tiempo en hacerlo, cuando ya el ejercicio de 1977 está próximo a prescribir. Para ello se ignora la zozobra ole muchos contribuyentes que, convencidos por los argu mentos de la inspección, o, simplemente temerosos de un procedimiento cuyo final era incierto, optaron por ingresar, algunos ingentes cantidades. Se ignora la noble actitud de muchos asesores que, ilusionados con una nueva imagen de la Hacienda Pública aconsejaron a los anteriores su conformidad. Finalmente, se ignora el celo de una buena parte del colectivo de la inspección que dedicó infinidad de horas para convencer a unos y otros de la legalidad de sus propuestas, y no menos tiempo a redactar prolijas actas e interminables informes.

Las instrucciones, sin embargo, premian y dan la razón a quienes mantuvieron y mantienen -esto les va a dar un nuevo argumento- reservas sobre la seriedad de la reforma y quienes creen que el mantener una actitud dilatoria siempre es rentable. Y ¿por qué no decir-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pasa a la página 12

Viene de la página 11

lo?, a algunos compañeros que, quizá basándose en anteriores experiencias, no se complicaron la vida. Al final unos y otros pueden frotarse las manos, mientras que los primeros, además de pagar, servirán de hazmerreír./

Archivado En