Igor Markevitch se despide de la dirección de orquesta con la Sinfónica de RTVE

Igor Markevitch, músico de origen ruso de setenta años, se despide en Madrid de la dirección de orquesta, oficio que ha practicado durante medio siglo. La despedida la efectúa el maestro, una de las grandes batutas de nuestro tiempo, con los conciertos de la Sinfónica de Radiotelevisión de los días 6, 7, 13 y 14 de diciembre.

Igor Markevitch, compositor, investigador, humanista, es apolíneo como un clásico y contradictorio como un barroco. El último gran capítulo, muy entrañable para él, de su carrera de director fue en la Orquesta de RTVE, de la que fuera su primer maestro. Igor Markev...

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Igor Markevitch, músico de origen ruso de setenta años, se despide en Madrid de la dirección de orquesta, oficio que ha practicado durante medio siglo. La despedida la efectúa el maestro, una de las grandes batutas de nuestro tiempo, con los conciertos de la Sinfónica de Radiotelevisión de los días 6, 7, 13 y 14 de diciembre.

Igor Markevitch, compositor, investigador, humanista, es apolíneo como un clásico y contradictorio como un barroco. El último gran capítulo, muy entrañable para él, de su carrera de director fue en la Orquesta de RTVE, de la que fuera su primer maestro. Igor Markevitch representa en la historia de la dirección una época, un estilo y una escuela. Nacido en 1912, en Kiev, en el seno de una familia de intelectuales y artistas, contaba trece años cuando compone su primera obra para piano, todavía válida en los repertorios contemporáneos.Cuando parecía definida total y exclusivamente su vocación de compositor, el mundo descubre en Markevitch la realidad de un gran director. Así se hizo su fama, que alcanza el estrellato; pero la verdad es que Markevitch no dejó nunca de crear. De ahí que ahora su obra, casi redescubierta, suponga una contribución de gran importancia y especiales características al corpus de la música contemporánea, a la herencia del siglo XX.

"Ha sido para mí una experiencia importante el largo trabajo con la Sinfónica de RTVE, a partir de su creación, en la primavera de 1965. Se trataba de una orquesta joven, que todo, absolutamente todo, lo tocaba por vez primera", señaló el maestro. "Y hay que decir que desde el principio lo tocó bien. Yo creo que los españoles no se han dado cuenta del valor del hecho, acostumbrados como están a agilidad mental y a la capacidad de improvisación. Sin embargo, quisiera subrayar algo que comunmente no suele esperarse en el extranjero de los músicos españoles: su extraordinaria capacidad de concentración".

Pero estas impresiones, esta importancia de su experiencia española no aparece reflejada suficientemente en los escritos que ha publicado, especialmente en las memorias, tituladas Ser y haber sido, un tomo denso en el que el director-compositor se interesa por la más amplia temática, desde la interpretación al ballet, desde la filosofía a los problemas de las minorías étnicas.

"En el segundo volumen me detengo en esta cuestión de mis relaciones con España, de mi conocimiento de sus gentes y de la extraordinaria experiencia de la Orquesta de RTVE. Y no lo hago por mera simpatía ni por amor a este país sino por el valor de la aventura dentro del largo camino de mi existencia musical".

Para Markevitch existen varias razones que explican su retirada: "Tengo setenta años y muy diversos asuntos que atender, que pugnan con el estudio y el nomadismo de la profesión de director. Estoy con el segundo libro de memorias; trabajo en un tratado de dirección musical; sigue en curso de publicación la edición crítica de las sinfonías de Beethoven en la versión francesa, y preparo la inglesa y la alemana". "Por si fuera poco", prosigue Markevitch, "he creado, junto al lugar de mi residencia, en la Costa Azul, cerca de Menton, la Fundación Markevitch, que se dedicará al perfeccionamiento de músicos intérpretes, compositores y también de escenógrafos".

Si a esto añadimos el cuidado de su obra de compositor, íntegramente publicada por Boosey & Hawkes y que está siendo muy programada, se comprende que, a pesar de su capacidad de trabajo, el maestro Markevitch, tan polifacético como una gran figura del Renacimiento, deje descansar la batuta.

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