Reportaje:

El espacio, a punto de convertirse en teatro de operaciones militares

Superados con éxito los cuatro vuelos de pruebas, el transbordador espacial estadounidense Shuttle iniciará el jueves 11 de noviembre su primer vuelo regular o comercial. El vuelo, que durará cinco días y dos horas, coincidirá, el 14 de noviembre, con la prevista superación del récord de permanencia en el espacio -185 días- por parte de los dos astronautas soviéticos que permanecen desde hace seis meses en la estación espacial Salyut-7. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética dan así un paso más en la carrera espacial, cuyos aspectos militares se han subrayado de forma espectacular en los...

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Superados con éxito los cuatro vuelos de pruebas, el transbordador espacial estadounidense Shuttle iniciará el jueves 11 de noviembre su primer vuelo regular o comercial. El vuelo, que durará cinco días y dos horas, coincidirá, el 14 de noviembre, con la prevista superación del récord de permanencia en el espacio -185 días- por parte de los dos astronautas soviéticos que permanecen desde hace seis meses en la estación espacial Salyut-7. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética dan así un paso más en la carrera espacial, cuyos aspectos militares se han subrayado de forma espectacular en los últimos meses. Se puede decir que se ha iniciado la era de la militarización ofensiva del espacio.

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En el vuelo del Shuttle que se inicia el próximo jueves cuatro astronautas, dos profesionales y dos especialistas entrenados, pondrán dos satélites de comunicaciones en órbita, harán una salida de la nave y probarán diversas herramientas que se utilizarían para reparar satélites en órbita. En el Salyut-7, los soviéticos estudian la resistencia humana en el espacio y reciben regularmente la visita de otros astronautas y de las naves no tripuladas que les llevan provisiones. Actividades todas que tienen dos lecturas, una de desarrollo tecnológico y científico, y otra claramente militar.Minutos después de que tomara tierra con toda normalidad el último vuelo del Shuttle, el pasado 4 de julio, el presidente Ronald Reagan hizo público un comunicado en el que, por primera vez en muchos años, EE UU establecía una postura oficial sobre la importancia estratégica del espacio. La declaración de Reagan venía a culminar una campaña de los medios militares, reflejada en los medios de comunicación, en la que se advertía de los peligros que significaba para la seguridad de Occidente la supuesta superioridad de la Unión Soviética en el desarrollo de armas ofensivas y defensivas para su utilización desde un emplazamiento en órbita de la Tierra.

El documento hecho público por el presidente norteamericano tenía como primer punto la seguridad de EE UU y, aunque señalaba el compromiso adquirido por el país para la utilización pacífica del espacio, aseguraba que "EE UU llevará a cabo actividades en el espacio con el proposito de asegurar su derecho a la defensa propia".

Desde entonces, en pocos meses, se han dado pasos muy importantes- tendentes a la militarización del espacio por parte de Estados Unidos, siempre dentro de una postura defensiva frente a lo que se afirma ha sido la política de la Unión Soviética durante la última década. La Administración ha tomado medidas concretas para la defensa de los satélites que tiene en órbita frente a hipotéticos ataques, y ha ordenado que se establezca un sistema antisatélites, dando como plazo el año 1987.

Se ha organizado una importante infraestructura, con la creación de un mando unificado para el espacio dentro de las fuerzas aéreas, y la presencia de los militares se va a hacer sentir cada vez con mayor fuerza en el programa espacial, empezando por la utilización del transbordador espacial o Shuttle. El primer vuelo puramente militar del Shuttle está previsto para el próximo otoño, sin que se conozca su contenido, y a partir de entonces 113 de los 311 vuelos previstos hasta el año 1994 llevarán a cabo misiones para las fuerzas armadas.

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Plan de cinco años

Un documento confidencial estratégico, que se ha filtrado recientemente, y que contiene las directrices de la Administración Reagan para los próximos cinco años en materia de defensa, afirma que el programa espacial estadounidense "debe contribuir a evitar un ataque a Estados Unidos" y que las operaciones en el espacio "añaden una nueva dimensión a nuestra capacidad militar". El programa espacial estadounidense debe poder defender sus operaciones en el espacio y "negar al enemigo la utilización de sus sistemas del espacio que resulten dañinos a nuestras operaciones en caso de conflicto". El documento va más allá y señala que se debe asegurar que "los tratados y acuerdos no nos impidan la posibilidad de desarrollar nuestra capacidad en este terreno".El documento ordena el desarrollo de diversos prototipos de sistemas defensivos con base en el espacio. Entre las prioridades fijadas figuran la protección de satélites que tienen como misión la vigilancia y detección de ataques soviéticos con misiles, el desarrollo de un sistema antisatélites (ASAT) y el de sistemas que permitan autoprotegerse a los satélites en órbita. Sin embargo, todas las fuentes oficiales, civiles y militares, insisten en que no se prevé la posibilidad de situar armas ofensivas en órbita, aunque algunas de estas fuentes matizan que no se situarán en órbita armas capaces de provocar destrucción masiva -bombas nucleares de gran potencia-, pero no niegan la limitada capacidad ofensiva de un satélite antisatélite, por poner un ejemplo.

Todas estas prioridades van a tener un reflejo inmediato en el aspecto económico. Por primera vez, el presupuesto que la Admi nistración Reagan ha solicitado para este año fiscal con destino al programa militar espacial supera ampliainente el solicitado para el organismo encargado de temas espaciales civiles, la National Aeronautics and Space Administration (NASA). Las cifras son de 8.500 millones de dólares (casi un billón de pesetas) frente a 6.800 millones de dólares (más de 700.000 millones de pesetas). Se espera que el presupuesto militar para fines espaciales supere en 1988 los 14.000 millones de dólares, sin contar el aumento destinado a contrarrestar los efectos de la inflación.

Frente a las críticas surgidas en Estados Unidos y la sensación de que se están dando pasos peligrosos en los que no hay posibilidad de volver atrás, los militares afirman que su presencia en el espacio no es nueva. El segundo comandante del nuevo organismo de las fuerzas aéreas, que tiene como misión centralizar las actividades militares en el espacio, teniente general C. Henry, ha declarado: "El espacio no es una misión, es un lugar. Es un teatro de operaciones, y ya es tiempo de que lo tratemos como lo que es".

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