CINE / 'VIDA / PERRA'

Experiencia arriesgada

Angel Vázquez fue un escritor maldito que no gozó del apoyo de críticos intelectuales. Se murió casi desconocido, aunque había obtenido un premio Planeta -el de 1962, con Se enciende y se apaga una luz- y escrito una novela genial: La vida perra de Juanita Narboni, crónica alucinada de la soledad de una mujer madura, para la que el escritor inventó un lenguaje único, inspirado en modismos tangerinos, pero deudor antes de su propio desgarro.En el libro, al tiempo que Juanita Narboni relata en su crispado monólogo los momentos que en su vida fomentaron la soledad que ahora l...

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Angel Vázquez fue un escritor maldito que no gozó del apoyo de críticos intelectuales. Se murió casi desconocido, aunque había obtenido un premio Planeta -el de 1962, con Se enciende y se apaga una luz- y escrito una novela genial: La vida perra de Juanita Narboni, crónica alucinada de la soledad de una mujer madura, para la que el escritor inventó un lenguaje único, inspirado en modismos tangerinos, pero deudor antes de su propio desgarro.En el libro, al tiempo que Juanita Narboni relata en su crispado monólogo los momentos que en su vida fomentaron la soledad que ahora la mata, otra crónica paralela se abre en su discurso: la de Tánger, cuyo régimen extraordinario había dado albergue a tres culturas dispares y que, junto a Juanita, se muere también sin darse cuenta. Cuando se anexionó al reino de Marruecos, la ciudad perdió sus atributos internacionales: comenzó, pues, el éxodo, una larga agonía que la protagonista de la novela presencia sin pestañear, asombrada, atenta sólo a sus propias frustraciones, al recuerdo de momentos y rostros que poco a poco se diluyen en su memoria. Ni los rasgos de la madre muerta son perceptibles para Juanita al final de la novela. Esa madre que tanto marcó su conducta, dejándola soltera, virgen, rencorosa y sola.

Vida /perra

Director: Javier Aguirre. Guión:Javier Aguirre, sobre La vida perra de Juanita Narboni, de Angel Vázquez. Fotografía: Manuel Rojas. Música: Jesús Villa-Rojo. Intérprete: Esperanza Roy. Drama. Española. 1981. Local de estreno: California.

El director de cine Javier Aguirre tiene su mayor mérito en haber valorado el libro e inspirarse en él para filmar su película Vida / perra. No ha respetado todos sus elementos, pero sí elegido suficientes fragmentos de la novela como para animar a conocerla en su integridad. Aguirre ha marginado una parte importante del libro; por ejemplo, cuanto se refiere a Tánger, y ha situado la soledad de su Juanita Narboni en un decorado neutro. No ha respetado tampoco la obvia decadencia corporal del personaje literario, y ha propuesto en su lugar a una mujer de tan evidente atractivo físico como Esperanza Roy. No es la película una ilustración simple de la genial novela, sino una recreación que a veces se coloca en sus antípodas, porque difícilmente podían ser equiparables los modernos y despersonalizados decorados y muebles de la película con la sordidez entrevista en el texto.

Vida / Perra se compone de unos cuantos pasajes del libro, que Esperanza Roy recita casi siempre inmóvil. La cámara que Aguirre dirige se mueve en imperceptibles travelines o se abre y cierra en suavísimos zooms. El resto es puro trabajo de actriz.

Esperanza Roy lucha contra un personaje que no le pertenece, pero se enfrenta a él con ahínco, con inteligencia, y acaba haciéndolo suyo: es capaz de superar las características del lenguaje impuesto por Aguirre, tan difícil para un actor, y transmitir al espectador algunas de las íntimas emociones que embargan al personaje. Monologando tras una ventana, Esperanza Roy nos hace creer que pasea entonces por las calles, encuentra a un amigo, al que al tiempo admira, teme y desprecia. Abstracción de la dramaturgia, el experimento de Aguirre parece una piedra voluntariamente colocada en un camino ya de por sí difícil. Pero está bien apoyado en el texto de Vázquez, que traspasa los límites del cine y la personalidad del director, para erguirse con nuevo vigor. Su sórdido humor cala a cuantos lo tocan.

La admirable audacia de Javier Aguirre, tan insólita, ha hecho ignorar a muchos el nombre del autor original de la asombrosa pieza. Lo justo es dar a cada uno su parte: al director, el respeto por arriesgarse a filmar una película impar, en el ambiente de un cine que difícilmente se arriesga a romper moldes. A Esperanza Roy, la admiración por el esfuerzo que supone adaptar su talento de actriz a un personaje tan complejo como el de Juanita Narboni, huidizo, a veces inaccesible; Esperanza Roy lo convierte en un ser concreto. El resto, es decir, el texto, que se convierte en protagonista de la película, hay que adjudicárselo a quien lo escribió.

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