Una jornada histórica para honrar a Mairena en Cáceres

Por primera vez el flamenco entró en el Auditorium San Francisco, de Cáceres, un fabuloso recinto en lo que en tiempos fuera un templo, en un recital homenaje a Antonio Mairena, dentro de los actos programados en las fiestas de San Miguel. La organización corrió a cargo de la Peña Amigos del Flamenco de Extremadura, de la que son alma el matrimonio formado por Federico Vázquez y Fernanda Sánchez, quienes por su amistad personal con Mairena habían conseguido que éste acudiera a cantar allí, en una de las raras ocasiones en que ahora lo hace, dado su delicado estado de salud.

Pudo ser una...

Por primera vez el flamenco entró en el Auditorium San Francisco, de Cáceres, un fabuloso recinto en lo que en tiempos fuera un templo, en un recital homenaje a Antonio Mairena, dentro de los actos programados en las fiestas de San Miguel. La organización corrió a cargo de la Peña Amigos del Flamenco de Extremadura, de la que son alma el matrimonio formado por Federico Vázquez y Fernanda Sánchez, quienes por su amistad personal con Mairena habían conseguido que éste acudiera a cantar allí, en una de las raras ocasiones en que ahora lo hace, dado su delicado estado de salud.

Pudo ser una velada histórica, pero Mairena, que fue a Cáceres para participar efectivamente en el recital, de madrugada tuvo una recaída en su dolencia y hubo de ser trasladado a Sevilla. La afición cacereña no pudo, pues, oír al maestro, pero la velada se desarrolló con su recuerdo gravitando sobre los presentes, y el resultado artístico rayó igualmente a gran altura. El tocaor Parrilla de Jerez tuvo una memorable actuación en concierto, interpretando bulerías, siguidillas y otras composiciones de gran belleza que en las cuerdas de su guitarra alcanzan sonidos verdaderamente mágicos.Pepa Montes, con Ricardo Miño a la guitarra y Curro de Triana al cante, fue de nuevo una bailaora fuera de serie, a quien habrá que contar siempre entre las mejores. Hizo siguidillas, un baile que por su gran dificultad sólo en raras ocasiones se puede ver, y con la dignidad que lo interpreta Pepa pienso que nunca desde que Vicente Escudero lo creara hace unas décadas; la grandeza y solemnidad del género tuvo un marco de excepción en este lugar, y Pepa pareció crecerse obteniendo secuencias de inusitada belleza; un solo reparo, el final del baile, el tan manoseado irse bailaora y cantaor juntos hacia el fondo, más propio de géneros de menor dramatismo y densidad que este baile por siguidillas que exige un remate mucho más en consonancia con su intrínseco dramatismo. Por alegrías Pepa Montes volvió a regalarnos un deslumbrante repertorio de insólita riqueza, sin repetir un solo paso, con esa elegancia suya que nada concede al fácil efectismo.

Duendes sueltos

Entiéndase que no hablo de una pura perfección formal; los duendes anduvieron constantemente sueltos en torno a esos brazos y esas manos que por sí solos eran ya un espectáculo fascinante. Secundaron a la bailaora con eficacia el toque de Miño y el cante de Curro de Thana, un cantaor que, con méritos suficientes para ser protagonista, tiene la humildad de cantar atrás al servicio del baile; para llenar el hueco dejado en el pro grama por la ausencia de Mairena, los organizadores hubieron de buscar a contrarreloj quienes lo sustituyeran. Al fin, pudieron loca lizar a Fosforito, que estaba en Málaga, y al tocaor Paco Cepero, que se hallaba en Madrid. La profesionalidad de ambos cubrió airosamente la papeleta. Aunque Fosforito no parecía hallarse muy bien de voz, se mostró generoso y con ganas de agradar, bien secundado por Cepero, a quien su enorme facilidad para el toque quizá le haga quedarse a veces en el artificio sin profundizar demasiado en la esencia de lo jondo.Como broche final, Parrilla de Jerez y Pepa Montes bailaron por bulerías con ínigualable elegancia y señorío.