Crítica:CINE : 'DESPUES DEL AMOR'

Deshojando la abunida margarita

¿Qué hace un matrimonio cuando ha llegado al límite de su convivencia y da paso a un aburrimiento implacable? Unos se separan, otros se toleran, otros se matan. Cualquier cosa es lícita menos contagiar su aburrimiento a los demás. Pero no han caído en ese caritativo detalle los guionistas de Después del amor y, de forma también implacable, han decidido salpicar de aburrimiento toda su película.Un fragmento de violencia verbal entre la pareja que se quiso y ya no se quiere da paso a otro de reconciliación para indicar que ahora es cuando se quieren y no se quisieron. Un poquito de adulte...

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¿Qué hace un matrimonio cuando ha llegado al límite de su convivencia y da paso a un aburrimiento implacable? Unos se separan, otros se toleran, otros se matan. Cualquier cosa es lícita menos contagiar su aburrimiento a los demás. Pero no han caído en ese caritativo detalle los guionistas de Después del amor y, de forma también implacable, han decidido salpicar de aburrimiento toda su película.Un fragmento de violencia verbal entre la pareja que se quiso y ya no se quiere da paso a otro de reconciliación para indicar que ahora es cuando se quieren y no se quisieron. Un poquito de adulterio da paso a unas gotas de soledad de hijas abandonadas, un toque de crítica al machismo del esposo equivale, a otro de egoísmo de la esposa.

Después del amor

Director: Alan Parker. Guión: Bo colman. Productor: Alan Marshali. Intérpretes. Albert Finney, Diane Keaton. Comedia romántica. Norteamericana, 1982. Local de estreno Conde Duque.

Luego más reconcialiación, otra pelea, más hijas solas, otra vez los amantes.... todo bien batido, resuelto probablemente con un ordenador electrónico que no deja posibilidad sin insinuar, aunque ninguna de ellas parta de una sinceridad mínima, de un intento distinto que el de ofrecer en el mercado la perfecta película cóctel que a todos hace referencia aunque a ninguno refleje.

Conserva los intentos de Albert Finney y Diane Keaton por dar a sus personajes el calor real que el bien les ha negado. Lo consiguen esporádicamente porque son dos espléndidos actores.

Pero no bastan para transformar Después del amor en la crónica de la crisis matrimonial que la película finje ser.

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