La Fundación Miró presenta la obra del arquitecto finlandés Alvar alto

En la Fundación Joan Miró de Barcelona se inauguró el pasado jueves una exposición del arquitecto finlandés Alvar Aalto, la misma que, organizada por el Museo de Arquitectura de Finlandia, fue presentada por primera vez en Helsinki en 1978, cuando habían transcurrido dos años de la muerte del artista nórdico.

Tras su exhibición en la fundación barcelonesa hasta el 17 de octubre, la exposición se trasladará a Madrid, para seguir viaje después a Lisboa y Tokio. Antes fue vista en catorce ciudades europeas y norteamericanas.La exposición, que ocupa las salas principales de la Fundación Mir...

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En la Fundación Joan Miró de Barcelona se inauguró el pasado jueves una exposición del arquitecto finlandés Alvar Aalto, la misma que, organizada por el Museo de Arquitectura de Finlandia, fue presentada por primera vez en Helsinki en 1978, cuando habían transcurrido dos años de la muerte del artista nórdico.

Tras su exhibición en la fundación barcelonesa hasta el 17 de octubre, la exposición se trasladará a Madrid, para seguir viaje después a Lisboa y Tokio. Antes fue vista en catorce ciudades europeas y norteamericanas.La exposición, que ocupa las salas principales de la Fundación Miró, en una extensión de hasta seiscientos metros cuadrados, consiste en una serie de paneles que contienen planos originales, fotografías de edificios y maquetas. Hay que añadir también elementos de diseño proyectados por Alvar Aalto: muebles, objetos de decoración -como lámparas o jarrones- y diseños de telas y tapicerías. También se incluyen, como el aspecto menos conocido del genial arquitecto, algunos cuadros suyos.

La personalidad de Alvar Aalto (1898-1976) despierta cada vez mayor interés en el mundo de la arquitectura, por lo que ha tenido de creador contracorriente en las décadas de los años sesenta y setenta.

Concretamente, por su utilización de elementos naturales a la vista, la carga emotiva que ponía en el contenido de sus diseños, tanto de exterior como de interiores, y la previsión contra lo que ha imperado en la arquitectura de monobloques de estos años- del envejecimiento de las superficies de los edificios y de sus materiales, que eran elegidos precisamente en función de la posibilidad de una vejez más bella.

"Los años de los edificios", gustaba de decir Alvar Aalto, "tienen que notárseles en la cara".

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