Gala siguió nervioso y a retazos la presentación de su última obra en Bilbao

"Nunca un cementerio había sido tan aplaudido", dijo Antonio Gala ante un público puesto en pie, tras la representación de su última obra El cementerio de los pájaros, estrenada en Bilbao el pasado miércoles. Acompañado del cuadro de actores, entre los que destacaron los papeles femeninos asignados a Irene Gutiérrez Caba y Encarna Paso, un Gala emocionado, que siguió nervioso y a retazos el estreno de su última criatura, dijo desde el escenario de ella que "al igual que la libertad hay que cuidarla una vez que tras la angustia del parto habían comenzado a oírse sus primeros balbuceos".F...

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"Nunca un cementerio había sido tan aplaudido", dijo Antonio Gala ante un público puesto en pie, tras la representación de su última obra El cementerio de los pájaros, estrenada en Bilbao el pasado miércoles. Acompañado del cuadro de actores, entre los que destacaron los papeles femeninos asignados a Irene Gutiérrez Caba y Encarna Paso, un Gala emocionado, que siguió nervioso y a retazos el estreno de su última criatura, dijo desde el escenario de ella que "al igual que la libertad hay que cuidarla una vez que tras la angustia del parto habían comenzado a oírse sus primeros balbuceos".Fue la noche de las mujeres de Gala. De una Irene Gutiérrez Caba, la anterior intérprete de La vieja señorita del paraíso del mismo autor, que se muestra satisfecha de encarnar ahora "un papel radicalmente opuesto a mis habituales interpretaciones de un tono más amable", y de Encarna Paso, a quien el público dedicó sus mutis. Y fue también el estreno de una tercera mujer, Emma Suárez, que a sus dieciocho años ha dado el salto a la escena teatral desde su anterior interpretación en la versión cinematográfica de Miguel Rivas Memorias de Leticia Valle, de la escritora Rosa Chacel.

Desde su papel, que exigió apariciones fugaces y entrecortadas ante el público, que el propio actor calificaba de "palo", Manuel de Blas declaraba asumir los riesgos de su interpretación del personaje con el apoyo de un guión coherente "que me permite una interpretación identificadora con los problemas humanos".

Gerardo Vera presentó una pulcra escenografía que acompañó el tiempo de la noche de San Juan por la que discurre la obra. Por su parte, el director del montaje escénico, Manuel Collado, se sentía compensado en su esfuerzo una vez de haber comprobado la satisfacción que le había producido su trabajo al autor de la obra, "tan difícil de contentar siempre que se trata de un autor vivo, como es el caso de Gala".

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