Todos los gitanos sin trabajo abandonaron Palau de Anglesola
Entre los días 25 y 30 de agosto abandonaron el Palau de Anglesola (Lleida) los gitanos temporeros que todavía se encontraban sin trabajo. Quedan actualmente unos cien en el pueblo y unos mil repartidos en toda la zona realizando las tareas de la recolección de la cebolla. Estos trabajos se han visto interrumpidos por el momento a causa de las fuertes lluvias que han asolado la comarca del Urgel. Por tal motivo la recolección se verá alargada hasta finales del mes.Tal y como se acordó en la reunión que tuvo lugar en el Gobierno Civil de Lérida, el pasado día 20 de agosto, entre los diez alcald...
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Entre los días 25 y 30 de agosto abandonaron el Palau de Anglesola (Lleida) los gitanos temporeros que todavía se encontraban sin trabajo. Quedan actualmente unos cien en el pueblo y unos mil repartidos en toda la zona realizando las tareas de la recolección de la cebolla. Estos trabajos se han visto interrumpidos por el momento a causa de las fuertes lluvias que han asolado la comarca del Urgel. Por tal motivo la recolección se verá alargada hasta finales del mes.Tal y como se acordó en la reunión que tuvo lugar en el Gobierno Civil de Lérida, el pasado día 20 de agosto, entre los diez alcaldes pertenecientes a los pueblos afectados y el gobernador civil, José Martí Martín, se intensificó la vigilancia de la Guardia Civil, alrededor de tres o cuatro patrullas, al tiempo que, según se desprende de las declaraciones de fuentes próximas a los alcaldes, se concedía un plazo de tres a cuatro días para que todas aquellas familias que no hubieran encontrado trabajo abandonaran la zona. La nota facilitada por el Gobierno Civil especifica que los empresarios deben facilitar a la Guardia Civil una lista de los temporeros que precisarán, así como el lugar de trabajo y las condiciones de alojamiento.
Por otra parte, y según declaración de los alcaldes de los pueblos de El Poal y El Palau y Anglesola, dichos municipios carecen de terrenos propios del ayuntamiento, por lo que los gitanos tienen que acampar en terrenos privados y por tal motivo se desatan las quejas de los propietarios. El problema se agudizó con las recientes lluvias en las que los temporeros se refugiaron en cobertizos de propiedad privada.
En El Poal se facilitaron alimentos a aquellas familias que dada su situación económica los necesitaban, aunque en ningún caso se repartieron los bonos de gasolina, posibilidad que en el día de la reunión se apuntó para que los temporeros pudieran irse.
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