Thatcher creyó que la pequeña guarnicion de las islas podría contener una invasión argentina

La primera ministra, Margaret Thatcher, escribió en una carta dos meses antes de la invasión argentina de las islas Malvinas que la guarnición de marines perma nentemente estacionada en el archipiélago era "suficiente para disuadir cualquier posible agresión" La guarnición permanente sin duda crecerá, pero la guerra de las Malvinas no supondrá, por el momento, cambios fundamentales en la política de defensa británica, según el titular de este departamento, John Nott.El 2 de abril, fecha de la invasión argentina, había 79 marines en Puerto Stanley. Veintiséis formaban la guarnició...

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La primera ministra, Margaret Thatcher, escribió en una carta dos meses antes de la invasión argentina de las islas Malvinas que la guarnición de marines perma nentemente estacionada en el archipiélago era "suficiente para disuadir cualquier posible agresión" La guarnición permanente sin duda crecerá, pero la guerra de las Malvinas no supondrá, por el momento, cambios fundamentales en la política de defensa británica, según el titular de este departamento, John Nott.El 2 de abril, fecha de la invasión argentina, había 79 marines en Puerto Stanley. Veintiséis formaban la guarnición ermanente. Los demás habían llegado para reemplazar a los que debían regresar al Reino Unido y a los veintidós marines que se encontraban en la isla de Georgia del Sur. La frase de Thatcher en una carta del 3 de febrero a Madge Nichols, una activista conservadora, ha despertado polémica y mayor interés, si cabe, en la prometida encuesta oficial sobre la crisis de las Malvinas.

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En opinión de los militares británicos en el archipiélago, escribe desde allí Max Hasting, del vespertino The Standard, el Gobierno debería decidir la participación en los trabajos de todos los prisioneros de guerra, incluido el general Mario Menéndez, en vez de retenerlos hasta que Buenos Aires acceda a un cese formal de todas las hostilidades en el Atlántico sur. Esta sería la mejor forma, según estos militares, de restaurar unas relaciones relativamente normales con Argentina.

El gobernador británico de las Malvinas, Rez Hunt, que había sido expulsado por los argentinos, despegó ayer de Londres hacia Puerto Stanley. Así se intenta marcar una vuelta a la normalidad. Hunt se ocupará de los aspectos civiles de la vida de las islas. De las cuestiones militares y de las decisiones en última instancia será responsable el general Jeremy Moore.

John Nott ha presentado su nuevo Libro Blanco de la Defensa para el año 1982-1983, cuya publicación se aplazó con la crisis de las Malvinas. No contiene ninguna novedad ni cambio sustancial, aunque Nott ha prometido un nuevo libro blanco para finales de año, una vez analizada la guerra del Atlántico sur. En el texto del Libro Blanco figuran aún los barcos hundidos por los argentinos.

Todo el equipo bélico perdido en estas batallas será reemplazado, seguró John Nott, y su coste lo cubrirá un fondo especial del Tesoro. El presupuesto de Defensa se mantiene este año en los 14.100 millones de libras (2,6 billones de pesetas). Las tropas que en la actualidad se encuentran en las Malvinas regresarán pronto, reemplazándolas un número de hombres aún no fijado.

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Las prioridades de Nott no cambian. La mayor amenaza sigue siendo, en su opinión, el Pacto de Varsovia. Nott seguirá adelante con su programa nuclear Trident, que reemplazará en la próxima década a los misiles Polaris. Los recortes en unidades navales de superficie se llevarán a cabo.

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