Tribuna:

Los dos mundos

Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1935) es uno de esos escritores privilegiados que ven acrecentarse con los años su pasión por la literatura. "Como todos los buenos vicios", dice. "Con el tiempo se descubre que lo importante no son los libros que se escriben, sino el hecho de escribirlos".Comprometido con la sociedad latinoamericana a través de una obra, ya numerosa y consagrada, en la que nunca desmintió tal posición, en Vargas Llosa ha podido más, sin embargo, la literatura que la política y, con los años, puede dar la imagen de cierto distanciamiento social.

Pero esa es una impresión fa...

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Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1935) es uno de esos escritores privilegiados que ven acrecentarse con los años su pasión por la literatura. "Como todos los buenos vicios", dice. "Con el tiempo se descubre que lo importante no son los libros que se escriben, sino el hecho de escribirlos".Comprometido con la sociedad latinoamericana a través de una obra, ya numerosa y consagrada, en la que nunca desmintió tal posición, en Vargas Llosa ha podido más, sin embargo, la literatura que la política y, con los años, puede dar la imagen de cierto distanciamiento social.

Pero esa es una impresión falsa. Mario Vargas Llosa ha vuelto a insistir en Madrid en sus orígenes, por si alguien empezaba a tener alguna duda. Así, expresamente, afirmaba ayer que en la polémica Paz-Rulfo sobre el compromiso del creador con su entorno, Vargas Llosa se apuntaba a Rulfo por el camino de la "admiración y la ternura hacia el autor de Pedro Páramo", sin renunciar -no habría motivo para ello ni siquiera apelando a la política- a la consideración y amistad que le une a Octavio Paz.

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Hay dos mundos que separan, sin embargo, a los escritores latinoamericanos. Frente a los que tienen la libertad como principal meta de su creación -Paz y Borges, por citar dos ejemplos de actitudes estéticas que podrían encabezar esa tendencia- hay un gran grupo de creadores -Cortázar, García Márquez, Carpentier y Vargas Llosa, entre otros muchos- que no pueden separar ese concepto del de justicia. "No estoy seguro de compartir", dice Vargas Llosa, "esta idea de la pérdida de la libertad como el mayor de los problemas en Latinoaméríca porque esa perspectiva es sólo válida para un europeo, que vive en una sociedad en la que otras necesidades están resueltas". "Para nosotros", insistió, "la libertad es un problema esencial. Pero son igual de importantes los problemas de hambre y de discriminación social, ante los que el mundo desarrollado no ha manifestado sensibilidad y comprensión suficientes". Siguiendo por ese camino, el escritor peruano cree que la historia del mundo "es una historia de progreso aunque hoy no esté de moda esa idea".

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