Tribuna

Ite misa est

Apaga, hermano, y vámonos. Caminemos, y tú el primero, por la senda de la esperanza. Pliega amorosamente los capotes de tu afición. Lubrica y guarda para la próxima los estoques de tu disgusto. Pon naftalina a tus vestimentas feriales. Echa anís, no mucho, al botijo de tus entusiasmos, para que se conserven.Tú, el árbitro de la ortodoxia-, el que toca el pito al tiempo que el torero el pico de la muleta, afinalo, y úsalo siempre, aunque sea Antoñete quien se lo merezca.

Tú, Victorino, reserva seis toros para el año que viene, siempre que estés en condiciones fisicas para salir a hombros...

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Apaga, hermano, y vámonos. Caminemos, y tú el primero, por la senda de la esperanza. Pliega amorosamente los capotes de tu afición. Lubrica y guarda para la próxima los estoques de tu disgusto. Pon naftalina a tus vestimentas feriales. Echa anís, no mucho, al botijo de tus entusiasmos, para que se conserven.Tú, el árbitro de la ortodoxia-, el que toca el pito al tiempo que el torero el pico de la muleta, afinalo, y úsalo siempre, aunque sea Antoñete quien se lo merezca.

Tú, Victorino, reserva seis toros para el año que viene, siempre que estés en condiciones fisicas para salir a hombros de la plaza.

Tú, presidente, elige desde ahora el camino definitivo, porque ya no va a ser tan fácil sentarse en el palco para que te salude todo el mundo.

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Tú, empresario, convéncete de que le debes al que paga al menos la mitad de lo que anuncias. Si dices toros, que lo sean; si van toreros, que lo ganen.

Tú, Campano, olvida que te dieron una oreja, o las que fueran, y piensa que en Madrid no valen esos humos. Tú, Pedro Gutiérrez, escucha los consejos que llegan desde las iglesias de tus amigos y vuelve a tu edad. Tú, Esplá, sigue siendo un entusiasta. Tú, Ruiz Miguel, pues como siempre.

Usted, don Antonio, señor, ni se arriesgue ni embotije.

Usted, don Francisco, trate de probar por el otro lado, y olvide alguna vez que hay guardias en la plaza. (Puede arreglarse la prohibición del amarillo en los tendidos, si le sirve de algo).

Usted, de Paula, no desprecie a la meseta. Aquí tambíen viven flamencos y gitanos. Aquí, no se olvide, están los ministerios.

Pepi, rubia: adelante con los, claveles. Doña Conchita: vuelva usted. Sergio: dale el coñazo a tu padre para que te lleve a la plaza el año que viene, con ocho años a cuestas. Agapito: ¡eso!.

No servirá de nada. El presidente seguirá poniéndose verde, como los billetes que gana el empresario. Se enranciará el anís, y la polilla agujeará las aficiones. Paquirri volverá con hombreras de hierro, para no moverlas, Dámaso González desanudará la corbatilla. Don Manuel Vázquez volverá a Sevilla, el conde de Mayalde presidirá algo, El Soro volverá a caer, los Campuzano aguzarán el desgarbo con los meses, algunos buscarán un nuevo oficio, Maracay seguirá estando en Venezuela y Dios en la de todos.

Los monosabios volverán a trabajar con palo. La edad media de los mulilleros aumentará, aún si cabe, un año más.

Jaime nostos seguirá en un burladero las corridas, como un mutualista más. Ignacio Aguirre abandonará su embajada para venir a San Isidro. Las arististas de moda, las mujeres de aparecerán en las barreras. El ocho gritará, y el sol aguantará.

Ite mis est. La feria ha terminado.

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