Tribuna:TRIBUNA LIBRE

Gibraltar y las Malvinas

El problema de Gibraltar no es ni tan distante ni tan diferente al de las Malvinas. Gibraltar es una tierra española bajo la bandera colonial británica. Las Malvinas son unas islas argentinas donde, hasta hace poco, ondeó la misma bandera.

Ochocientos kilómetros las separan de la nación del tango. Al Peñón se puede ir caminando desde La Línea. Ambos problemas son dos ejemplos del colonialismo europeo trasnochado que, para vergüenza del mundo llamado libre, continúa manteniéndose bajo la forma de la ocupación militar y la usurpación de soberanía. Lo que ocurre con ambas cuestiones es que...

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El problema de Gibraltar no es ni tan distante ni tan diferente al de las Malvinas. Gibraltar es una tierra española bajo la bandera colonial británica. Las Malvinas son unas islas argentinas donde, hasta hace poco, ondeó la misma bandera.

Ochocientos kilómetros las separan de la nación del tango. Al Peñón se puede ir caminando desde La Línea. Ambos problemas son dos ejemplos del colonialismo europeo trasnochado que, para vergüenza del mundo llamado libre, continúa manteniéndose bajo la forma de la ocupación militar y la usurpación de soberanía. Lo que ocurre con ambas cuestiones es que no hay que confundir los papeles. Hay que conseguir la descolonización, pero no con las armas o el entreguismo y sí con la negociación, el diálogo y el entendimiento.La operación militar argentina tiene un clarísimo objetivo de consumo político interno que va más allá de la pura recuperación de la soberanía. Se trata de suministrar una distracción con disfraz patriótico a un pueblo que demanda, cada vez con más fuerza, el restablecimiento de las libertades y del Estado de derecho. Galtieri y su Junta Militar han tomado la decisión de ocupar las Malvinas por las armas, prisioneros por el caos económico interno -¡en un país de inmensos recursos!-, por los desórdenes laborales, por el contencioso territorial con Chile e incluso por el coste a posteriori del terrorismo de Estado -no aprenderán nunca en este aspecto los dictadores y los tiranos-, al que han dejado enseñorearse en Argentina.

No estamos de acuerdo con el uso de la fuerza para recuperar las Malvinas. Sí lo estamos con que esas islas, antaño españolas, sean de Argentina. La abstención de España en el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido consecuentemente correcta. Pero no escapa a ningún observador que, desde las posiciones de terror y de totalitarismo internos del régimen militar argentino, su capacidad de maniobra diplomática en el mundo es escasa, por no decir nula. Es previsible, por tanto, si no cambia la situación de aquí a unos días, que en el Atlántico sur haya enfrentamientos armados entre Buenos Aires y el Reino Unido. Los británicos, y en especial el Gobierno de la señora Thatcher, tambíén se juegan mucho. Los ejemplos, aunque con otras caras, pueden surgir en otros lugares de similares circunstancias. Y bajo esta situación, la gran paradoja es que Gibraltar va a ser una de las bases logísticas de la Marina Real inglesa. Este sí que es un matiz que requiere comentarios. Y vamos con ellos. España se ha abstenido en el Consejo de Seguridad porque desea la descolonización de las Malvinas, pero nuestro Gobierno no aprueba el uso de la fuerza. Sin embargo, desde suelo español bajo bandera británica -Gibraltar- los ingleses van a proporcionar gran parte del apoyo a sus unidades navales para recuperar, presumiblemente por la fuerza, las islas argentinas. Este sí que es un asunto embarazoso para nuestra conciencia nacional y esperemos que para los que rigen el Ministerio de Asuntos Exteriores. Porque delicado va a ser también el rumbo que tomen las conversaciones entre España y el Reino Unido tras la apertura de la verja este mismo mes. Después del golpe de las Malvinas, ¿estará en condiciones, el Gobierno británico, de explicar en su Parlamento y a su pueblo que las pretensiones de España son las de conseguir -esperemos que así se conduzca nuestro Gobierno- una rápida devolución de la soberanía sobre la Roca?

Claves del asunto

En este punto vuelve a surgir una de las claves recientes del "asunto Gibraltar". El ingreso apresurado e impopular de España en la OTAN (al que somos contrarios desde todos los ángulos) nunca debió plantearse sin antes haber recuperado el Peñón. Los Gobiernos de Suárez así lo entendieron. En los debates parlamentarios sobre el particular se nos argumentó que desde dentro de la Alianza era más fácil plantear la cuestión. Vamos a verlo. Hubo promesas gubernamentales de reconsiderar la adhesión a la OTAN si no se conseguía Gibraltar. La verdad es que nos vamos a transformar en aliados militares del Reino Unido manteniendo aún -y en mi opinión, por mucho tiempo- una colonia británica en nuestra tierra. Una auténtica vergüenza. Una tierra desde la que operan fuerzas submarinas nucleares británicas y desde la que se puede apoyar la recuperación militar de otra colonia, las Malvinas, sobre la que la señora Thatcher ha reafirmado que sigue siendo de soberanía británica y que sus habitantes desean seguir siendo británicos.

es diputado del PSOE por Salamanca y miembro de la Comisión de Defensa.

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