El cine occidental busca en Manila la entrada en el mercado asiático

El Festival Internacional de Cine de Filipinas, que comenzó a principios de esta semana, es un certamen que según las aspiraciones de sus organizadores pretende convertirse en la llave del mercado asiático. Con un total de veinte películas en la sección de concurso, un respetable presupuesto -algo más de trescientos millones de pesetas- y un total apoyo del Gobierno filipino, el festival puede llegar a cumplir sus objetivos.

España tiene una importante representación en el festival, dos películas en la sección de concurso, Función de noche, de Josefina Molina y ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Festival Internacional de Cine de Filipinas, que comenzó a principios de esta semana, es un certamen que según las aspiraciones de sus organizadores pretende convertirse en la llave del mercado asiático. Con un total de veinte películas en la sección de concurso, un respetable presupuesto -algo más de trescientos millones de pesetas- y un total apoyo del Gobierno filipino, el festival puede llegar a cumplir sus objetivos.

España tiene una importante representación en el festival, dos películas en la sección de concurso, Función de noche, de Josefina Molina y En septiembre, de Jaime de Armiñán y trece en la sección informativa. Unicamente dos países, España y la República Federal de Alemania cuentan con dos filmes en la sección competitiva. A ello hay que añadir la presencia de Luis Gasca, director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en el jurado internacional que preside el indio Satyajit Ray y en el que figuran, entre otros, Gillo Pontecorvo y el polaco Kryzstof Zanussi, quien con Wajda forma el tandem más famoso de la cinematografía polaca.El festival incluye secciones monográficas dedicadas a Charlie Chaplin, Películas de Asia, una sección retrospectiva de Hungría y un apartado dedicado al cine filipino. Desde un punto de vista industrial Asia es un mundo desconocido para la cinematografía española. Sin embargo, las cifras son elocuentes: Filipinas importa unas quinientas películas al año, posee novecientas salas de exhibición y su industria mueve unos quinientos millones de dólares al año (50.000 millones de pesetas), cifras importantes que explican en buena medida la presencia en Manlia de Jack Valenti, presidente de la Motion Pictures Export Association of America y de una nutrida y ruidosa delegación italiana, con Virna Lisi y Franco Nero a la cabeza visible.

Sin duda alguna, el detalle más llamativo de los muchos que observa el viajero al llegar a Manila es la obsesión por la seguridad que parece imperar en los dirigentes nacionales. Cacheos al entrar al cine, cacheos al entrar en los hoteles, la psicosis a un posible atentado del NPA, grupo terrorista lugareño, es evidente, al parecer, ese es el motivo de la ausencia de algunas de las estrellas que habían prometido su asistencia. En cualquier caso, el festival comienza su andadura con una importante presencia de periodistas asiáticos, americanos y, en menor medida, europeos y la proyección del filme de la República Popular China The plum flower embroidery, que consiguió hermanar a Oriente con Occidente en los bares de los aledaños del palacio del festival, palacio que quedó prácticamente desierto ante la constancia y solidez china por hacer películas plúmbeas. Señalamos, por último, que entre las películas a concurso aparte de las dos españolas ya citadas figuran Lola, de Fassbinder, La mujer de al lado, de Truffaut y La mujer del teniente francés, de Karel Reisz.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En