Violento ataque del primer contra la Administración norteamericana

El primer ministro de Israel, Menájem Beguin, decidió el domingo cancelar el acuerdo estratégico con Estados Unidos, como respuesta a la decisión de Washington de suspenderlo temporalmente en represalia por la anexión del Golán, decidida por el Gobierno de Tel Aviv la semana pasada. Esta contundente réplica de Beguin ha provocado gran malestar y división en el seno del Gabinete, mientras la oposición laborista ha decidido ayer llevar al Parlamento el tema de las relaciones entre Washington y Tel Aviv.

Todavía no se ha llegado a una revuelta abierta en el seno del Gabinete de Beguin, per...

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El primer ministro de Israel, Menájem Beguin, decidió el domingo cancelar el acuerdo estratégico con Estados Unidos, como respuesta a la decisión de Washington de suspenderlo temporalmente en represalia por la anexión del Golán, decidida por el Gobierno de Tel Aviv la semana pasada. Esta contundente réplica de Beguin ha provocado gran malestar y división en el seno del Gabinete, mientras la oposición laborista ha decidido ayer llevar al Parlamento el tema de las relaciones entre Washington y Tel Aviv.

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Todavía no se ha llegado a una revuelta abierta en el seno del Gabinete de Beguin, pero la forma de gobernar de Beguin, que ha sido calificada por algunos ministros de "tiránica", "imprevisible" y "caprichosa", provocan rabia creciente en el seno del Gobierno.El monólogo polémico y virulento del primer ministro israelí, lanzado en presencia del ministro de Asuntos Exteriores, Yitzhak Shamir, y del ministro de Defensa, Ariel Sharon, y dirigido contra el presidente norteamericano Ronald Reagan por medio de su embajador en Tel Aviv, sólo fue conocido por el Consejo de Ministros a título de hecho consumado.

"El primer ministro no se dignó consultarnos cuando decidió aprobar el memorándum sobre cooperación estratégica con Estados Unidos, y nos lo presentó como un hecho consumado, una hora antes de que el ministro de Defensa saliese hacia Washington para firmarlo. Ahora lo ha anulado y nos comunica su decisión soberana una vez hecha. ¿Es que nos ha tomado por sus vasallos?", declaró uno de los ministros liberales del Gobierno.

Sin embargo, ninguno de los ministros quiere que se le cite por su nombre en este tipo de reacciones. Es más, ninguno se atreve siquiera a plantear el problema ante Menájem Beguin. Cuentan de buena gana picantes anécdotas, lanzan sarcásticas frases sobre el "extraordinario reino de Beguin I, pero sólo en privado y lejos de los oídos y la vista del primer ministro.

Otra razón puede explicar también la extremada prudencia de los ministros, descontentos aunque sometidos. Beguin, tras la anexión del Golán y su dura declaración contra Estados Unidos, es más popular que nunca. Cuando el primer ministro israelí evoca el espíritu de sacrificio del pueblo judío frente a la Inquisición española, hace quinientos años, y fustiga al presidente norteamericano en nombre del mismo pueblo, recibe el aplauso del hombre de la calle, que se identifica con sus declaraciones.

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La Prensa israelí es más reservada y crítica. Pero los editoriales escépticos que hacen llamamientos a la moderación y al buen sentido reflejan el estado de ánimo de una minoría habituada a manejar conceptos políticos. Cuando el influyente periódico independiente Haaretz recuerda el coraje político de un Ben Gurión que ordenó la evacuación de Gaza y del Sinaí en 1956, después de haber hablado dos días antes del "tercer reino de Israel", e invita a Beguin a revocar la anexión del Golán, va contracorriente y predica en el desierto.

El dirigente de la oposición, el laborista Shimon Peres, declara, por su parte, refiriéndose a Beguin, que "las reacciones dictadas por la cólera y la indignación no pueden constituir la base de una política".

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