Primera gran manifestación en Buenos Aires contra el régimen militar implantado hace cinco años

Convocadas por la Central General de Trabajadores (CGT) de Argentina y en medio de un impresionante dispositivo militar, varias decenas de millares de personas (entre 20.000 y 50.000, según fuentes distintas) recorrieron el pasado domingo los dos kilómetros que separan el estadio del Vélez-Sarsfield, al oeste de Buenos Aires, y la pequeña iglesia de San Cayetano, situada en un barrio periférico de la capital argentina.Esta ha sido la más importante manifestación contra el régimen militar desde su instauración, en 1976. La policía, que rodeaba los alrededores de la iglesia, detuvo a unas veinte...

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Convocadas por la Central General de Trabajadores (CGT) de Argentina y en medio de un impresionante dispositivo militar, varias decenas de millares de personas (entre 20.000 y 50.000, según fuentes distintas) recorrieron el pasado domingo los dos kilómetros que separan el estadio del Vélez-Sarsfield, al oeste de Buenos Aires, y la pequeña iglesia de San Cayetano, situada en un barrio periférico de la capital argentina.Esta ha sido la más importante manifestación contra el régimen militar desde su instauración, en 1976. La policía, que rodeaba los alrededores de la iglesia, detuvo a unas veinte personas.

Los séptimos días de cada mes, millares de fieles acuden a la iglesia de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Cuando la CGT anunció hace dos semanas la organización de una marcha a favor de la "paz, el pan y el trabajo", que concluiría en la citada iglesia, la única respuesta que encontró fue el escepticismo. Pero poco a poco fue recibiendo el apoyo de las organizaciones defensoras de los derechos del hombre, entre ellas la de las madres de la plaza de Mayo, de los cristianos de izquierdas, del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), de las agrupaciones socialistas, del Partido Comunista y de numerosas organizaciones de jóvenes.

La Iglesia, silenciosa

Mientras la Iglesia argentina guardaba un prudente silencio, que algunos interpretaron como un apoyo tácito, el Gobierno no ocultaba su preocupación. Las autoridades anunciaron que permanecerían vigilantes para evitar que la manifestación religiosa fuese "desnaturalizada" y advirtieron a los organizadores de la marcha contra su "desbordamiento".En realidad, la mayoría de los participantes en el desfile acudió a la demostración para manifestarse contra el poder. En este sentido se puede afirmar que es la primera gran movilización popular de carácter político, organizada desde la instauración del régimen.

Apenas concluida la misa se escucharon los primeros gritos de "libertad", lanzados desde el interior mismo de la iglesia. El tono subió cuando un millar de manifestantes, en su mayoría jóvenes, se reagrupó en el exterior del edificio lanzando eslóganes como "va a terminar, va a terminar la dictadura militar" o "el pueblo unido jamás será vencido", grito éste que no se había vuelto a oír en Argentina desde que los militares derrocaron a la presidenta María Estela Martínez de Perón.

Viola, enfermo

El presidente argentino, general Roberto Viola, fue internado ayer en el Hospital Militar Cosme Arhemrich de Buenos Aires. El ingreso de Viola responde a "una crisis de hipertensión arterial que ha evolucionado hacia la normalidad".

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