El director alemán Friedo Solter prepara en Madrid un montaje de Bertolt Brecht

Este año se cumple el 25º aniversario de la muerte del dramaturgo

El director teatral alemán Friedo Solter, actor y director en el Deutsches Theater de Berlin (República Democrática Alemana), prepara en Madrid, con la Compañía de Espectáculos Teatrales, el montaje de la obra Un hombre es un hombre, de Bertolt Brecht (1898-1956), como homenaje al teórico y dramaturgo alemán en el 25º aniversario de su muerte. La compañía está formada por cuatro músicos y once actores, entre los que figuran Julieta Serrano, Eusebio Lázaro y Miguel Palenzuela, y el estreno de la obra será el próximo día 8, en el teatro AIcalá Palace.

Friedo Solter, de 49 años, ha sido pr...

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El director teatral alemán Friedo Solter, actor y director en el Deutsches Theater de Berlin (República Democrática Alemana), prepara en Madrid, con la Compañía de Espectáculos Teatrales, el montaje de la obra Un hombre es un hombre, de Bertolt Brecht (1898-1956), como homenaje al teórico y dramaturgo alemán en el 25º aniversario de su muerte. La compañía está formada por cuatro músicos y once actores, entre los que figuran Julieta Serrano, Eusebio Lázaro y Miguel Palenzuela, y el estreno de la obra será el próximo día 8, en el teatro AIcalá Palace.

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Friedo Solter, de 49 años, ha sido profesor durante once años en la Escuela de Arte Dramático de Berlín, donde siguió de cerca varios montajes de Brecht. Ha dirigido obras, fuera de su país, en la República Federal de Alemania (en la cartelera de Bonn tiene en la actualidad una nueva versión de Un hombre es un hombre), en Suecia y en Estocolmo. Es la segunda vez que trabaja en España, ya que el año pasado dirigió cursos de interpretación en Peñaranda (Burgos) y Madrid, con sesenta actores, donde surgió la idea de montar un Brecht.«En mi trabajo con los actores españoles», declaró Friedo Solter, «me ha llamado la atención los grandes talentos que hay aquí, así como los graves problemas de financiación para que el desarrollo profesional sea continuo en lugar de tener que luchar cada día para ganarse el pan. El talento hay que desarrollarlo y necesita ayuda. Creo que la sociedad debe apoyar más al arte. Los teatros en la República Democrática Alemana son estatales y tanto el personal como el mantenimiento de los edificios son pagados por el Estado; lo mismo ocurre con la ópera o el ballet. El teatro es una inversión del Estado, porque entendemos que el arte se muestra para cultivar el ser humano y sensibilizarlo, en el contexto de una política humanista y socialista».

En la preparación del montaje de Un hombre es un hombre, con la Compañía de Espectáculos Teatrales, Friedo Solter intensifica estos días las sesiones teóricas para Fijar las líneas generales del montaje. «En mi método de trabajo», dice Solter, «antes de subir al escenario hay que aclarar las cosas tanto espiritual como intelectualmente ver los problemas y situaciones de la obra, los cambios de los protagonistas, así como desentrañar las partes musicales y escenográficas. De esta forma se evita hacer un teatro abstracto y asociarlo con el momento actual. Los mejores ensayos -y en esto sigue fielmente a Brecht- son los que parten de una amplía discusión entre todos los elementos que intervienen en el montaje. Soy muy responsable en mi trabajo y puedo modificar mis ideas al recibir las distintas propuestas. Mi misión principal como director es crear un ambiente de trabajo para el actor, que lo desarrolle sin inhibiciones. Lo ideal del oficio de director es animar, seleccionar y ser amable».

Friedo Solter inició su carrera como actor a partir de 1945 en papeles principales de La ópera de tres peniques y Galileo Galilei. Durante los tres años que permaneció en la Escuela de Arte Dramático de Berlín asistió a los ensayos de Brecht de sus obras Los fusiles de la madre Carrar, El señor Puntila y su criado Matti, Madre Coraje y El círculo de tiza caucasino. «He visto a Brecht funcionando en lo que llamaba su «cocina de brujas». Mis impresiones más importantes sobre Brecht se dieron en la ejecución genial de su montaje de El preceptor, de Lenz».

A los veinticinco años de la muerte de Brecht, SoIter no se considera un brechtiano ortodoxo.

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