Morir con las botas puestas

A los ochenta años, la muerte ha sorprendido al infatigable trabajador Melvyn Douglas, sentado en un plató esperando para rodar un plano. La última de sus películas es A stroke of luck (Un golpe de suerte), que hizo en 1981 con el francés Roger Vadim. Aunque es posible que después haya hecho alguna otra, o que estuviera a punto de hacerla. En 1980 ganó el oscar al mejor actor secundario, el segundo de su larguísima carrera, por su papel en Bien venido, Mr. Chance, que realizó Hal Ashby sobre la novela de Jerzy Kosinski.Descendiente de una familia ruso-alemana, hijo de un n...

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A los ochenta años, la muerte ha sorprendido al infatigable trabajador Melvyn Douglas, sentado en un plató esperando para rodar un plano. La última de sus películas es A stroke of luck (Un golpe de suerte), que hizo en 1981 con el francés Roger Vadim. Aunque es posible que después haya hecho alguna otra, o que estuviera a punto de hacerla. En 1980 ganó el oscar al mejor actor secundario, el segundo de su larguísima carrera, por su papel en Bien venido, Mr. Chance, que realizó Hal Ashby sobre la novela de Jerzy Kosinski.Descendiente de una familia ruso-alemana, hijo de un notable concertista de piano y compositor, Melvyn E. Hessellberg nació en Georgia, en 1901. Tras vencer la oposición familiar debutó en el teatro a mediados de los veinte y llegó a Broadway en 1928 con una versión de El mercader de Venecia. En poco tiempo alcanzó un gran prestigio y no tardó en especializarse en comedias donde interpretó galanes bien vestidos y mesurados.

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La gran conmoción que originó la llegada del sonoro dentro del mundillo de los actores hizo que de la noche a la mañana se hundieran grandes ídolos que tenían extraños acentos o mala voz y fueron reemplazados por otros nuevos que venían del teatro. Este hecho supuso la entrada de Melvyn Douglas en el mundo del cine. Debutó con Esta noche o nunca (Melvyn Le Roy, 1931). Al año siguiente intervino en seis películas y mantuvo esta elevada media hasta el final de los años cuarenta.

Fue el compañero de Barbara Stanwyck en Annie Oakley (George Stevens, 1935), el padre de Freddie Bartholornew en Capitanes intrépidos (Víctor Fleming, 1937), el amigo de Marlene Dietrich en la genial Angel (Ernst Lubitsch, 1937), el puesto norteamericano encargado de seducir a la sueca Greta Garbo en Ninotchka (Ernst Lubitsch, 1939), la pareja de Merle Oberon en Lo quepiensan las mujeres (Ernst Lubitsch, 1941), el amante de Joan Crawford en Un rostro de mujer (George Cukor, 1941), el perseguidor de Greta Garbo en La mujer de dos caras (George Cukor, 1941), el tercero en discordia con Katharine Hepburri y Spencer Tracy en Mar de hierba (Elia Kazan, 1947).

A los cuarenta y tantos años dejó de ser el galán de moda y cada vez le ofrecieron menos papeles protagonistas. Volcó entonces su actividad hacia el teatro y en 1952 debutó en televisión. Entre 1951 y 1962 permaneció alejado del cine. Con 61 años cumplidos volvió al cine para comenzar una segunda etapa de su carrera en papeles de viejo simpático. La inició con Hud (Martin Ritt, 1962), junto a Paul Newman. Esta película fue seleccionada para el Festival de Venecia y con ella ganó el oscar al mejor actor secundario, el primero de su carrera.

A partir de este momento, y hasta su muerte, hizo una o dos películas anuales, algo de teatro y mucha televisión. En este medio consiguió dos premios Emmy al mejor actor en 1967 y 1968. Este último lo logró por una adaptación de Within the Gates, de O'Casey, que dirigió.

Entre sus últimas películas destacan la comedia Hotel (Richard Quine, 1967), la historia política El candidato (Michael Ritchie, 1972), con Robert Redford, y El quimérico inquilino (Roman Polanski, 1976), con Isabel Adjani y el propio Polariski. Durante la pasada temporada se han estrenado en España dos de sus últimas películas, la obra de terror. Al final de la escalera (Peter Medak, 1979) y la citada comedia Bien venido, Mr. Chance,

Era el único actor de su generación que, tras una brillante carrera de galán en los años treinta y cuarenta junto a las estrellas del momento, en la época del cine de los grandes estudios consiguió una segunda oportunidad donde no sólo trabajó con asiduidad, sino que logró los dos oscar de su carrera en un cine que muy poco o nada tenía que ver con el de su primera juventud.

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