Tribuna:LA LIDIA

Reinstaurar el primer tercio

La novedad, impagable, que puede traer Manolo Chopera a Las Ventas es la reinstauración de la lidia en toda su plenitud, lo cual empieza por el primer tercio. Ya lo hizo el pasado domingo, en el festejo inaugural, y el resultado fue un argumentado y estupendo espectáculo, de esos que encadilan a los incondicionales y hacen afición.Los elementos básicos, y acaso únicos, para conseguirlo son bien simples: el toro en toda su integridad; una cuadra de caballos de picar que cumpla los requisitos mínimos para la función a la que se le dedica: petos reglamentarios; toreros -a pie o a caballocon vocac...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La novedad, impagable, que puede traer Manolo Chopera a Las Ventas es la reinstauración de la lidia en toda su plenitud, lo cual empieza por el primer tercio. Ya lo hizo el pasado domingo, en el festejo inaugural, y el resultado fue un argumentado y estupendo espectáculo, de esos que encadilan a los incondicionales y hacen afición.Los elementos básicos, y acaso únicos, para conseguirlo son bien simples: el toro en toda su integridad; una cuadra de caballos de picar que cumpla los requisitos mínimos para la función a la que se le dedica: petos reglamentarios; toreros -a pie o a caballocon vocación.

Es cierto que el empresario se va a ericontrar con dificultades para realizar este proyecto, pues habrá devencer la rutina que han impuesto los taurinos del mono puyazo y del fraude, y la comodidad de los propios picadores, muchos de los cuales se han acostumbrado a ensartar toros de paja desde lo alto de la inexpugnable muralla del peto.

Pero un empresario con inteligencia, seriedad y poder (a lo que seguramente no es ajeno Chopera) tiene recursos suficientes para vencer en muy breve plazo estos inconvenientes. Le va en ello el prestigio de la plaza que regenta y la veracidad del reto que él mismo se impuso de conseguir el fomento de la fiesta de toros.

El toreo es espectáculo -y puede serlo grande-, incluso las tardes que no se resuelven en triunfo. Es espectáculo en sí el transcurrir de la lidia, brillante o no, que, cuando se desarrolla con normalidad, siempre está cuajada de incidentes, produce emoción, y tiene el valor añadido del comportamiento del toro, que no es anécdota, sino categoría para todo espectador medianamente aficionado.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En