El nuevo presidente argentino

Un general sustituye a otro general. Tal es la única reflexión que sugiere el cambio de poderes, el 29 de marzo, en Buenos Aires, entre el general Videla y el general Viola.En realidad, los dos hombres han estado estrechamente asociados desde hace cinco años en la evolución d e los destinos nacionales, hasta el punto que hablar del tándem Videla-Viola se ha convertido en una cláusula de estilo división de tareas ha evolucionado. Durante los años negrós de la guerra sucia contra la guerrilla y de la represión, el general Videla, desde la Presidencia, tranquilizaba al mundo sobre l...

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Un general sustituye a otro general. Tal es la única reflexión que sugiere el cambio de poderes, el 29 de marzo, en Buenos Aires, entre el general Videla y el general Viola.En realidad, los dos hombres han estado estrechamente asociados desde hace cinco años en la evolución d e los destinos nacionales, hasta el punto que hablar del tándem Videla-Viola se ha convertido en una cláusula de estilo división de tareas ha evolucionado. Durante los años negrós de la guerra sucia contra la guerrilla y de la represión, el general Videla, desde la Presidencia, tranquilizaba al mundo sobre las buenas intenciones democráticas de las fuerzas armadas, mientras que el general Viola dirigía los progresos de la lucha contra la subversión. Se conocen los resultados: 5.000 muertos, de los cuales mil eran agentes del orden público y, aún peor, entre 6.000 y 15.000 desaparecidos. ( ... )

Cuando la máquina asesina se disparó, algunos observadores o protagonistas del drama, como el PC argentino, se acostumbraron a distinguir entre halcones, responsables de los peores excesos, y los moderados, con el tándem Videla-Viola a la cabeza.

Si existía moderación era para el futuro. Para los duros se trataba de liquidar, para siempre, a la democracia. Por el contrario, el general Viola sabía que era necesario dia logar con los civiles, reconocer la existencia del hecho peronista, lle gar a un acuerdo con los sindicatos, definir las reglas de una coexistencia pacífica entre argentinos. Es este el proceso de reorganización nacional, lanzado en 1979, en el que el nuevo presidente aparece con sus facultades personales superiores a las de su predecesor, pero siempre bajo el control de un Ejército cuyo espíritu de cruzada permanece vivo y en una situación económica verdaderamente catastrófica.

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29-30 de marzo

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