España, a la derecha, para salvar a la democracia

Una calma irreal ha hundido a España desde el golpe militar del.23 de febrero. Los políticos tratan a las Fuerzas Armadas con la cautela normalmente reservada a los toros furiosos. El pueblo español examina la situación con aprensión, consciente de que la tregua es insegura y mal definida. En las conversaciones oficiales se habla del golpe con frases anodinas, como «los recientes acontecimientos», pero el choque y el tema por lo que ha sucedido y lo que podría ocurrir próximamente no ha disminuido. La democracia está bajo fianza.Esto se ha hecho abundantemente claro por la conducta de los polí...

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Una calma irreal ha hundido a España desde el golpe militar del.23 de febrero. Los políticos tratan a las Fuerzas Armadas con la cautela normalmente reservada a los toros furiosos. El pueblo español examina la situación con aprensión, consciente de que la tregua es insegura y mal definida. En las conversaciones oficiales se habla del golpe con frases anodinas, como «los recientes acontecimientos», pero el choque y el tema por lo que ha sucedido y lo que podría ocurrir próximamente no ha disminuido. La democracia está bajo fianza.Esto se ha hecho abundantemente claro por la conducta de los políticos. Han cerrado filas de forma notable y se orientan suavemente hacia la derecha, la dirección precisamente en que querían ir los golpistas militares. Los partidos de la oposición, socialistas y comunistas, han reconocido que no tienen ningún papel que desempeñar en las presentes circunstancias. Han buscado y todavía buscan participar en el Gobierno, pero Calvo Sotelo, el primer ministro, ha rechazado esa oferta. No tienen otra opción que ofrecer su apoyo a una frágil democracia.

Los dos sindicatos más importantes, Comisiones Obreris y Unión General de Trabajadores, pregonan el mismo mensaje a sus filas. Marcelino Camacho, el líder sindical comunista, dijo esta semana: «La defensa de la libertad pide moderación». Lo que en realidad significa que se ha advertido a los militantes contra las huelgas y demandas excesivas de salarios. ( ... )

Un problema es si esos generales que simpatizaban con el golpe, pero no se habían comprometido, serán relevados de sus mandos. De acuerdo a lo que ha dicho un experto en asuntos militares del Parlamento, la respuesta es negativa. «Podemos tocar solamente la punta del iceberg». El ministro de Defensa procura que los cuatro generales arrestados no sufran humillaciones.

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Más importante, el Gobierno y la oposición han demostrado que un nuevo ímpetu se le debe dar a la lucha contra el terrorismo, y a la racionalización de las autonoinías regionales. Los separatistas vascos y el desmembramiento del Estado español han sido los motivol de queja de las Fuerzas Armadas.

, 19 de marzo

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