Canogar: "Hay una misma huella en todos mis períodos pictóricos"

El viernes se inauguró en Las Palmas, en la Casa de Colón, una gran muestra retrospectiva del pintor Rafael Canogar. Cerca de setenta obras, desde 1957 hasta el presente, ilustran los tres períodos de la trayectoria artística de este creador. Canogar, a la vista de lo expuesto, considera que una misma huella subyace en cada una de sus etapas.

Hacia 1960, el poeta Juan Eduardo Cirlot escribía: «Rafael Canogar avanza por un camino de barro y de cristal. Su obra de síntesis integra el dinamismo de los amplios movimientos y de los gestos paroxísticos con la turgencia de las texturas y de lo...

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El viernes se inauguró en Las Palmas, en la Casa de Colón, una gran muestra retrospectiva del pintor Rafael Canogar. Cerca de setenta obras, desde 1957 hasta el presente, ilustran los tres períodos de la trayectoria artística de este creador. Canogar, a la vista de lo expuesto, considera que una misma huella subyace en cada una de sus etapas.

Hacia 1960, el poeta Juan Eduardo Cirlot escribía: «Rafael Canogar avanza por un camino de barro y de cristal. Su obra de síntesis integra el dinamismo de los amplios movimientos y de los gestos paroxísticos con la turgencia de las texturas y de los gruesos empastes.El salto del artista a la práctica de un realismo con ecos morales, merecedor del Gran Premio en la Bienal de Sao Paulo (Brasil) en 1971, activó una especie de amnesia colectiva sobre aquellos orígenes y, en justa consecuencia, nacen muchos equívocos cuando Canogar recupera su pasión por la pintura-pintura: «Ha resultado difícil reunir obras representativas de cada período para esta muestra en Las Palmas. Sin embargo, pienso que el objetivo ha quedado conseguido. Naturalmente, yo insisto más en la parte última de mi trabajo, pues es la zona que acapara mi interés en la actualidad y, por otro lado resulta menos conocida para el público».

Recuerda Canogar el momento en que emprende el retorno al origen: «En las postrimerías del franquismo, yo había dejado casi de producir. El día en que Franco murió, yo me encontraba en Oslo, inaugurando una exposición mía. Y fui consciente de que tenía que abandonar algo que se había ido desgastando, tornándose obvio e inoperante».

Los frutos de esa nueva andadura fueron acogidos de manera polémica: «Es una reacción normal cuando un pintor cambia de imagen, máxime si el cambio es drástico. A mucha gente le ha costado renunciar a verme como el creador de una pintura donde latían el testimonio y la protesta. Por fortuna, mis obras nuevas ya comienzan a ser aceptadas».

Hace varios años que Canogar no expone en Madrid: «Habrá una gran retrospectiva en 1982. Podrán venir para esa ocasión algunas piezas importantes que se encuentran en el extranjero. Pero no creo que organice la muestra con criterios estrictamente antológicos. Me gustaría insistir en el primer período informalista y en la abstracción actual.

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