Crítica:

Bach, interpretado por Jackson, en los conciertos del Real

Ciclo J. S. Bach. Recital de órgano, Intérprete: N. Jackson. 17 de noviembre.



Como cada vez que se anuncia un concierto de órgano, el Real se vio abarrotado -incluso el escenario- de un público fervoroso que quería escuchar al natural, su Bach favorito. Intérprete, el galés sir Nicholas Jackson, que obtuvo tan gran éxito en el último festival granadino.La formación musical de Jackson es tan amplia como la diversidad de sus actividades: clavecinista, organista en la catedral de San David -en la que graba sus discos-, profesor, solista de los Virtuosos de Lond...

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Ciclo J. S. Bach. Recital de órgano, Intérprete: N. Jackson. 17 de noviembre.

Como cada vez que se anuncia un concierto de órgano, el Real se vio abarrotado -incluso el escenario- de un público fervoroso que quería escuchar al natural, su Bach favorito. Intérprete, el galés sir Nicholas Jackson, que obtuvo tan gran éxito en el último festival granadino.La formación musical de Jackson es tan amplia como la diversidad de sus actividades: clavecinista, organista en la catedral de San David -en la que graba sus discos-, profesor, solista de los Virtuosos de Londres, no hay época ni estilo en la historia de la música organística que no conozca, haya estudiado e interpretado.

Frente al órgano del Real y en un programa Bach, del ciclo de Ibermúsica, Jackson dio las diversas tonalidades de su personalidad, desde la íntima, ligera, casi italiana, casi francesa, de la Pastoral, hasta las sugerencias sinfónicas de la Toccata y fuga en re menor, pasando por el Juan Sebastián más imaginativo de la Fantasía en sol o el de la Sonata en trío en mi bemol, en el que ve Fernando Germani un cierto aviso de Mozart por la elegancia de formas, el refinamiento de la conducción melódica y el equilibrio de las partes.

Yo diría, incluso, que en el hacer de Jackson se transparenta, por momentos, su doble condición de organista y clavecinista, en tanto el rigor estilístico y la buena construcción (dañada a veces por una cierta imprecisión rítmica), nos hablan de un magisterio tantas veces reconocido, antes que de cataratas virtuosísticas.

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