Violenta denuncia soviética de la "injerencia" occidental en Polonia

La Unión Soviética denunció ayer con especial virulencia las «injerencias inadmisibles en los asuntos internos polacos» por parte de Occidente, al tiempo que definió sin ambigüedades cuáles son los límites que no conviene rebasar en Polonia. El presidente Carter afirmó esta madrugada, ante la asociación nacional de polaco-norteamericanos que EE UU no intervendrá en los asuntos de Polonia, pero que a su vez esperaba que otros países «respetaran de la misma forma el derecho de Polonia a resolver sus problemas». La frase de Carter fue interpretada por los observadores como una velada advertencia ...

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La Unión Soviética denunció ayer con especial virulencia las «injerencias inadmisibles en los asuntos internos polacos» por parte de Occidente, al tiempo que definió sin ambigüedades cuáles son los límites que no conviene rebasar en Polonia. El presidente Carter afirmó esta madrugada, ante la asociación nacional de polaco-norteamericanos que EE UU no intervendrá en los asuntos de Polonia, pero que a su vez esperaba que otros países «respetaran de la misma forma el derecho de Polonia a resolver sus problemas». La frase de Carter fue interpretada por los observadores como una velada advertencia a la URSS.

El órgano del PC soviético, Pravda, publicó ayer un amplio editorial sobre la situación polaca, firmado por Alexei Potrov, seudónimo con el que el Comité Central del PCUS expresa su opinión, cuya dureza de tono impresionó más a los observadores en Moscú que las anunciadas concentraciones de tropas de la URSS en las fronteras de Polonia.

Pravda indica cuáles son los límites que Polonia no puede sobrepasar, utilizando para ello fórmulas empleadas ya en 1968, poco antes de que el Ejército soviético penetrase en Checoslovaquia.

Tras expresar su «firme esperanza de que el partido y la clase obrera polaca consigan superar las dificultades», el órgano del PC soviético hace una velada advertencia a Varsovia, dando a entender que va siendo hora de que la situación se normalice.

Esta normalización consiste, para Pravda, en «reforzar los lazos del partido con el pueblo, la cohesión ideológica y la organización del partido». Este último «consejo» es interpretado por los observadores como el deseo de Moscú de que se lleven a cabo purgas en el seno el PC polaco (POUP).

Pero el tono relativamente comprensivo empleado con Polonia se convierte en virulento cuando Pravda acusa a Occidente: «Los círculos hostiles a una Polonia socialista son cada vez más activos, su trabajo de provocación y subversión se intensifica». «Se interfieren en realidad», añade, «en los asuntos internos del Estado polaco soberano es inadmisible».

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El argumento de la injerencia extranjera esgrimido por la URSS sería, si la situación polaca se agravase, al que recurriría el Kremlin para justificar una eventual intervención militar en Polonia. Según los círculos norteamericanos de Moscú, la actual dirección soviética se encuentra dividida entre «halcones», partidarios de una acción militar como único medio de frenar la emancipación de Polonia, y «palomas» -entre las que se situaría el propio Breznev-, que teniendo en cuenta las características nacionales del país vecino están dispuestas a tolerar algunas desviaciones poco ortodoxas.

A propósito de los movimientos de tropas en la URSS, los expertos militares occidentales acreditados en Moscú recuerdan que veintidós divisiones soviéticas están estacionadas permanentemente en la frontera con Polonia y que las maniobras del Pacto de Varsovia, que finalizaron el pasado 12 de septiembre, siguen dando lugar a algunos desplazamientos. No descartan, sin embargo, que algunos movimientos militares constituyan un intento de intimidar a los responsables polacos.

Las negociaciones entre representantes de los huelguistas polacos y una comisión gubernamental encabezada por el viceministro de la Administración local, Michal Zubalowicz, finalizaron el viernes por la noche, según informó el sindicato independiente MKZ de Katowice. Los empleados en huelga de los transportes públicos de Katowice y su región, donde viven más de un millón de habitantes, consiguieron principalmente aumentos salariales del 100% por las horas extraordinarias trabajadas en domingo.

La huelga de los transportes públicos de Katowice, que empezó una semana después de la visita a esta ciudad industrial de la región minera del nuevo primer secretario del partido, Stanislaw Kania, constituía un grave desafío para las autoridades centrales que consideraban a la alta Silesia como una de las zonas donde gozaban de más apoyo.

Una nueva reivindicación de los obreros de los astilleros de Gdansk será satisfecha hoy, domingo, cuando la radio polaca retransmita, por primera vez, la misa.

El diario hablado del mediodía ariunció ayer que el episcopado polaco y representantes de las autoridades habían llegado a un acuerdo para la retransmisión de la misa oficiada en la iglesia de la Santa Cruz de Varsovia, a las nueve de la mañana, por el obispo Jerzy Modzelewki.

En Madrid, la Unión General de Trabajadores (UGT) anunció ayer que ha invitado oficialmente a visitar a España al líder de los sindicatos libres polacos, Lech Walesa.

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