El Ejército boliviano borra del mapa una aldea minera

Novecientos habitantes de una aldea minera de Bolivia, la mayoría de los cuales habrían sido asesinados, han desaparecido después de una violenta intervención de las fuerzas armadas, anunció ayer, en Londres, Amnistía Internacional, citando testimonios de testigos oculares. La citada organización humanitaria informa que los soldados del regimiento Max Toledo cometieron atrocidades (asesinatos, violaciones y secuestros), el pasado 4 de agosto -dieciocho días después del golpe militar- en la localidad de Caracoles, a 266 kilómetros al sureste de La Paz. Los mineros de este pueblo son conocidos p...

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Novecientos habitantes de una aldea minera de Bolivia, la mayoría de los cuales habrían sido asesinados, han desaparecido después de una violenta intervención de las fuerzas armadas, anunció ayer, en Londres, Amnistía Internacional, citando testimonios de testigos oculares. La citada organización humanitaria informa que los soldados del regimiento Max Toledo cometieron atrocidades (asesinatos, violaciones y secuestros), el pasado 4 de agosto -dieciocho días después del golpe militar- en la localidad de Caracoles, a 266 kilómetros al sureste de La Paz. Los mineros de este pueblo son conocidos por su oposición al nuevo régimen militar.

Según los informes recibidos por AI, los cadáveres decapitados fueron cargados en camiones. En el curso de la intervención armada, un minero fue destrozado por la explosión de una carga de dinamita que había sido colocada en su boca. El Ejército bombardeó, asimismo, la aldea, matando a los habitantes que intentaban huir. Amnistía Internacional afirma desconocer la suerte de los desaparecidos de Caracoles.

Represión contra la Iglesia

Por otra parte, más de treinta sacerdotes, muchos de ellos de nacionalidad española, permanecen detenidos en Bolivia desde la subida al poder del general García Meza, el pasado 17 de julio, según una nota dada a conocer ayer por el obispado de León, en la que se asegura qué otro grupo de misioneros -entre ellos los salesianos leoneses José Luis García y Pedro Chico- se encuentran «retenidos» en la nunciatura de La Paz, informa, desde León, nuestro corresponsal Antonio Núñez.

La nota del obispado señala que son cada día más alarmantes las noticias que llegan desde determinados países suramericanos, fundamentalmente Guatemala, Bolivia y El Salvador, sobre persecuciones contra los misioneros españoles, cuyo número asciende a varios centenares. La misma nota advierte que la labor de éstos es «altamente estimada» por la población nativa, y acusa a «bandas paramilitares y aun estatales» de hacer imposible su tarea de defensa de los valores espirituales y de los derechos humanos.

Según el obispado, son ya varios los misioneros expulsados por los Gobiernos de estos países, citando el caso concreto de otro leonés, Gregorio Barriales, mientras que otros han iniciado el retorno por orden de sus superiores, «ante las amenazas continuas y la muerte de sus compañeros». Las mayores persecuciones parecen haberse detectado en la región guatemalteca de El Quiché, donde recientemente fueron asesinados los sacerdotes José María Gran y Faustino Villanueva. Se da la circunstancia de que esta diócesis ha tenido que ser «clausurada», provocando la repatriación de todos los misioneros españoles que trabajaban en ella.

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En la nota del obispado español se recogen algunos párrafos textuales de un reciente informe de la Conferencia Episcopal guatemalteca, según la cual «se asesina, se secuestra y tortura y hasta se profanan con saña irracional, los cadáveres de las víctimas ( ... ). Los mismos sacerdotes que han ofrendado su vida por la predicación del evangelio han sido posteriormente objeto de insidiosas calumnias, con las que se pretende anular su claro testimonio cristiano».

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