Editorial vicioso

El editorial de su periódico titulado Importación y empleo, del 3 de junio de 1980, da muestras de un grave desconocimiento del funcionarniento de la economía española al atribuir el aumento del paro a la reciente expansión de las importaciones. El lector queda con la impresión equivocada de que una forma de combatir el paro consistiría en restringir las importaciones protegiendo la producción nacional con aranceles más elevados.El primer vicio de su editorial es el de suponer relaciones causales doride la teoría económica dice que no las hay, sobre la base de una temporal coincidencia ...

El editorial de su periódico titulado Importación y empleo, del 3 de junio de 1980, da muestras de un grave desconocimiento del funcionarniento de la economía española al atribuir el aumento del paro a la reciente expansión de las importaciones. El lector queda con la impresión equivocada de que una forma de combatir el paro consistiría en restringir las importaciones protegiendo la producción nacional con aranceles más elevados.El primer vicio de su editorial es el de suponer relaciones causales doride la teoría económica dice que no las hay, sobre la base de una temporal coincidencia estadística.

Es cierto que en el primer trimestre del año 1980 han aumentado tanto las importaciones netas como el paro, pero ello no quiere decir que lo uno sea causa de lo otro: de hecho, desde julio de 1977 hasta diciembre de 1979 el paro aumentó al tiempo que lo hacían las exportaciones netas; ello tampoco quiere decir que las exportaciones sean causa del paro. Por eso, la pregunta de la encuesta americana que el editorialista cita con aprobación, «¿prefiere usted más empleo o más importaciones?», no tiene sentido y no debería plantearse porque no hay relación causal detectable entre paro e importaciones.

El segundo vicio del editorial es el de mantener como cierta una teoría a pesar de que los hechos la contradicen. Esta teoria equivocada consiste en afirmar que el tipo de cambio excesivamente alto de la peseta, por haber hecho perder competitividad a nuestros exportadores, explica la caícla neta de nuestras exportaciones. Las cifras dicen otra cosa: desde julio de 1977, mientras la peseta subía, nuestra balanza de pagos mejoraba; y ahora, cuando nuestra peseta cae, la balanza empeora. Esto permíte sospechar una causa común

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para ambos fenómenos, que en mi opinión es la política monetaria. Una política monetaria restrictiva mejora tanto el tipo de cambio como la balanza comercial. La actual política monetaria permisiva provoca la devaluación de la peseta junto con la expansión de las importaciones netas.

El tercer vicio del editorial consiste en creer que los economistas tenemos suficiente información para saber qué deben exportar o importar los españoles y qué estructura de la balanza de pagos es la óptima para España. Si los economistas sabemos tanto, ¿por qué no somos ricos?/ Catedrático de Historia de las Doctrinas Económicas y funcionario del Banco Exterior.