Reportaje:El paro, problema número uno de los madrileños / y 3

CC OO y UGT anuncian un plan urgente de empleo

A primeros de mayo seis alcaldes socialistas de la zona sureste de Madrid enviaron un escrito a la opinión pública en el que se decía que, en sus negociaciones con las autoridades ministeriales, un alto cargo, sin especificar nombre. les argumentó que en Madrid la situación del paro aún no estaba a plinto de estallar, por lo que los fondos se enviarían a otras regiones. El escrito de los alcaldes rezumaba indignación en respuesta a este punto de vista, calificado de provocación a los parados. Porque tal vez la situación tenga aún un margen de aguante, pero es indudable que se está consumiendo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

A primeros de mayo seis alcaldes socialistas de la zona sureste de Madrid enviaron un escrito a la opinión pública en el que se decía que, en sus negociaciones con las autoridades ministeriales, un alto cargo, sin especificar nombre. les argumentó que en Madrid la situación del paro aún no estaba a plinto de estallar, por lo que los fondos se enviarían a otras regiones. El escrito de los alcaldes rezumaba indignación en respuesta a este punto de vista, calificado de provocación a los parados. Porque tal vez la situación tenga aún un margen de aguante, pero es indudable que se está consumiendo rápidamente. Tanto las comisiones de parados como Salce Elvira, responsible provincial de empleo en CC OO, o Valentín Gómez, secretario general de UGT de Madrid, coinciden en que estamos llegando a un punto límite. Pero mientras los dos últimos achacan la total responsabilidad al Gobierno, aunque se autocritican en el sentido de no haber sabido mantener la confianza de los parados en las centrales sindicales como mecanismo de reivindicación, los primeros meten en el misrno saco a todos ellos.Ya es conocida la opinión de los miembros más radicalizados de las distintas comisiones de parados de que las centrales han caído en el juego parlamentario, burocrático, y han perdido el contacto con los problemas más acuciantes de los trabajadores. Nace así un movímiento de base al margen de las centrales y de los partidos políticos de izquierda, sus teóricos representantes naturales.

Salce Elvira y Valentín Gémez reconocen el descrédito cosecliado por sus respectivas centrales, y coinciden en señalar que en momeritos de crisis tan aguda como ésta es lógica la aparición de movimientos de este tipo, que, en su opinión, no tienen fuerza real ni van a ningún sitio, pero que en un momento dado pueden aglutinar a los sectores más afectados, que ya no están en condiciones de asimilar la necesidad de planteamientos políticos a medio y largo plazo y requieren soluciones drásticas. Valentín Gómez señala también que la situación es aprovechada por los partidos de izquierda extraparlamentaria, sin cancha de juego en situaciones más normalizadas. Sin utilizar sus siglas procuran protagonizar el descontento, como lo demostraría que en cada comisión de parados se haya detectado a militantes del PTE, tan preocupados de gestionar frente a la Administración central sus reivindicaciones como de minar la confianza de la base haci.a los partidos de izquierda mayoritarios.

Las centrales tienen que reaccionar

Para Salce Elvira, sin embargo, las centrales han de reconocer que su estructura no está adecuada a los momentos de crisis: «Normalmente, cuando un trabajador es despe dido, se desvincula de su central, porque subsiste la idea tradicional de que las centrales se ocupan preferentemente de los intereses de los empleados en activo para negociar convenios y programar huelgas. Los sindicatos tienen que adecuar sus estrategias a una situación de crisis económica muy grave, que crea condicionantes nuevos y que sólo admite soluciones reales a largo plazo, mediante la coordinación de todas las fuerzas de izquierda con presencia en los diferentes sectores de poder».Esto implica acabar con la descoordinación que hasta ahora existe a nivel de acción en la calle entre centrales, partidos y ayuntamientos de izquierda. Implica crear una conciencia de clase basada en la solidaridad del trabajador activo con el parado, y que en la negociación de convenios, por ejemplo, no se atienda sólo a las mejoras sociales y salariales de los trabajadores de una empresa, sino que se incluyan también programas de inversiones que creen nuevos puestos.

En este sentido, CC OO, UGT, PSOE y PCE ultiman esta semana la redacción de un plan urgente de empleo en Madrid, que será presentado a la opinión pública en breves días, y que supone la voluntad de desarrollar un esfuerzo común para acentuar la presión sobre el Gobierno. A grandes rasgos, el plan contempla la participación de la izquierda en el control de fondos del INEM, recabar recursos del empleo comunitario y de la cala de ahorros, dotar de recursos económicos a los ayuntamientos para realizar obras municipales, extender el subsidio a todos los parados y asegurarles la asistencia médica, entre otros puntos. A nivel nacional es imprescindible un plan de solldaridad en el que estén representadas todas las fuerzas sociales.

Actualmente, y según las opiniones de ambos, a las centrales no se les puede acusar de desatender el tema del paro sin más. A diferencia de lo que ocurre en Holanda, por ejemplo, los sindicatos no tienen ningún tipo de participación en los organismos oficiales del mundo laboral». No tenemos presencia en las oficinas de empleo, ni en el INEM, ni siquiera en el IMAC (Instituto de Mediación, Arbitraje y Conciliación) -a pesar de que en este case legalmente debemos estar representados-, ni en Insalud ni en ningún otro. Por supuesto, tampoco tenemos posibilidades de crear puestos de trabajo, puesto que la política de.inversiones es competencia del Gobierno, y ya se encarga éste incluso de re cortar o de no facilitar fondos a los ayuntamientos. Estos últimos pue den ser uno de los mejores instru mentos para paliar el desempleo, a través de sus programas de obras municipales, si tuvieran dinero»

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El desempleo origina división

«Lo que sí podemos hacer es presionar y explicar claramente los condicionamientos con que nos enfrentamos en las asambleas informativas de trabajadores», explíca Salce Elvira. «La experiencia nos dice que, una vez acabada la, exposición, las preguntas que se nos dirigen en última instancia son siempre de la misma índole: qué vamos a comer mañana los que estamos en paro». Para Salce Elvira, los sindicatos son impotentes en este momento en el tema del paro, y Valentín Gómez abunda en el sentido de que la lucha está ahora no a nivel de acabar con el paro, sino de disminuir su ascensión.Valentín Gómez considera muy reveladora de la mentalidad del Gobierno la filosofía desarrollada en torno a la ley Básica de Empleo, que viene a decir que el desempleo es un riesgo inherente al individuo y que la protección contra él debe venir no sólo de la acción estatal, sino del propio trabajador, mediante la concertación de seguros personales firmados con empresas privadas en régimen de colaboración con la Administración. Refiriéndose a Madrid, el secretario general de UGT calificó a los empresarios como retrógrados que, en ligar de utilizar mecanismos avanzados en la reconversión o saneamiento de sus empresas, tienen una fuerte tendencia a arreglar sus problemas despidiendo a sus empleados o reconvirtiendo puestos fijos en eventuales. Ello sin dejar de reconocer que los criterios de los dirigentes de la CEIM (Confederación de Empresarios Independientes de Madrid) son más liberales que lo que luego llevan a la práctica sus asociados.

Salce Elvira amplía esta definición al conjunto del Gobierno y de la clase empresarial. «La ley Básica de Empleo no hace sino reforzar las disposiciones previstas en el Estatuto de los Trabajadores y utilizar el paro para reconvertir la tasa de ganancia del capital, procurando incrementos de productividad mediante la flexibilización de plantillas. La única mejora que UCD aceptó de parte de la izquierda fue la creación de una prestación complementaria para los trabajadores de dieciocho a 65 años que hubieran agotado el subsidio normal, que estén registrados en las oficinas de colocación, que no hayan recibido ofertas de empleo en treinta días y cuyos ingresos por cualquier caso no superen el salarío mínimo interprofesional, fijado en algo más de 20.000 pesetas. La prestación sería del 75 % del salario mínimo durante seis meses. Todas las restantes disposiciones de la ley tienden a abaratar la mano de obra y a dividir a los trabajadores, ya bastante divididos ahora de hecho. Por un lado, los activos y los parados. Dentro del primer grupo, los fijos y los que ocupan trabajos eventuales».

Salce Elvira considera que en una fábrica donde el 25% de los puestos estén ocupados por eventuales la posibilidad de arrancar mejoras sustanciales en los convenios es muy limitada, puesto que los eventuales se plegarán a las condiciones ofrecidas por miedo a perder el puesto. En el grupo de los parados están los que cobran subsidio y los que carecen de él. No es casual que el Gobierno permita a los ayuntamientos y conceda bonificaciones a las empresas que acojan trabajadores que ya cobren el subsidio, cuando los más necesitados son los otros.

Archivado En