La URSS acusa a EEUU de espionaje en Moscú

La novela de espionaje más reciente en la URSS continúa. Después de que el periódico oficial del Gobierno, Izvestia, acusó de actividades de espionaje a dos diplomáticos norteamericanos, Weatherbee y Corbin, el pasado día 27, el diario gubernamental describió ayer la embajada estadounidense en Moscú como «centro de actividades de espionaje contra la URSS».

El caso de Weatherbee y Corbin, que llevan varios años ausentes de Moscú, lo que quiere decir que el hecho pudo ocurrir entre 1976 y 1977, sirve, a juicio de periodistas y diplomáticos, como respuesta soviética a Was...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La novela de espionaje más reciente en la URSS continúa. Después de que el periódico oficial del Gobierno, Izvestia, acusó de actividades de espionaje a dos diplomáticos norteamericanos, Weatherbee y Corbin, el pasado día 27, el diario gubernamental describió ayer la embajada estadounidense en Moscú como «centro de actividades de espionaje contra la URSS».

El caso de Weatherbee y Corbin, que llevan varios años ausentes de Moscú, lo que quiere decir que el hecho pudo ocurrir entre 1976 y 1977, sirve, a juicio de periodistas y diplomáticos, como respuesta soviética a Washington en unos momentos de tensión en las relaciones entre los dos grandes.

El pasado día 27, Izvestia publicó la foto del tronco del árbol donde los presuntos espías norteamericanos colocaron sus aparatos de escucha, próximos a acuartelamientos cercanos a la capital. El periódico insertó ayer una nueva foto, esta vez del edificio diplomático estadounidense en Prospekt Chaikovski, recabando la atención de los lectores en los tejados del edificio, «con su bosque de antenas, cabinas y construcciones diversas», que tienen como objetivo, según Izvestia, el espionaje electrónico, la interferencia en las comunicaciones de los cuarteles moscovitas y la escucha de las conversaciones radiotelefónicas.

El periódico afirma que la operación se denomina Cobra Ace y tiene como objetivo descubrir secretos de la defensa soviética, investigados por agentes militares norteamericanos disfrazados bajo cobertura diplomática.

Finalmente, el diario lanza lo que parece una amenaza indirecta a los diplomáticos norteamericanos, al afirmar que «los servicios de contraespionaje soviéticos están capacitados para dar una respuesta a los provocadores y espías allí donde se encuentren». Ya sea una auténtica amenaza o un ligero aviso, medios occidentales en Moscú coinciden en que las relaciones de las superpotencias se están agravando.

Archivado En