Estreno de "El cruce sobre el Niágara", de Alonso Alegría, en la sala Cadarso

La compañía de teatro de la sala Cadarso presenta hoy, en su local de Madrid, la obra El cruce sobre el Niágara, del dramaturgo peruano Alonso Alegría, que obtuvo en 1969 el Premio Casa de las Américas, en La Habana. Está interpretada por Felipe Gallego y Manuel Monroy, procedentes de los grupos Tábano, Teatre Lliure y Compañía Monumental de las Ventas, bajo la dirección escénica de Josep Parramón, uno de los. promotores del colectivo Dagoll-Dagom, coautor de la obra No hablaré en clase.Es la primera producción propia de la sala Cadarso, que pretende formar un grupo de actores pa...

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La compañía de teatro de la sala Cadarso presenta hoy, en su local de Madrid, la obra El cruce sobre el Niágara, del dramaturgo peruano Alonso Alegría, que obtuvo en 1969 el Premio Casa de las Américas, en La Habana. Está interpretada por Felipe Gallego y Manuel Monroy, procedentes de los grupos Tábano, Teatre Lliure y Compañía Monumental de las Ventas, bajo la dirección escénica de Josep Parramón, uno de los. promotores del colectivo Dagoll-Dagom, coautor de la obra No hablaré en clase.Es la primera producción propia de la sala Cadarso, que pretende formar un grupo de actores para representar espectáculos que se ajusten a las características arquitectónicas de la sala, con obras de autores españoles y latinoamericanos poco conocidos en nuestros escenarios.

El cruce sobre el Niágara se basaen un personaje real, el granBlondín, que desde los cinco años tuvo un fabuloso dominio del alambre y la idea de cruzar las cataratas del Niágara sobre un cable de 330 metros de largo. «La obra plantea ante el espectador un cierto proceso imaginario en pos de una posible divinidad: el ideal como emanador de fuerzas y la dinámica del progreso humano como resultado de esas fuerzas», declara Josep Parramón, director del montaje. «A partir de un principio de enfrentamiento entre dos personajes se teje un tapiz levemente poético, cuyos motivos reflejan el mundo interior de cada hombre, su propia soledad, su necesidad de apoyo, su capacidad de ilusión.»

«Nuestro montaje», añade, «parte de un análisis exhaustivo de todas las posibilidades expresivas que nos ofrecía el texto, desde el naturalismo más acérrimo hasta la magia de unas imágenes imposibles, recreadas sobre la base de la ilusión. Los personajes sufren un proceso interior, las situaciones se suceden hasta un fin insospechado y posiblemente inalcanzable, la propia historia toma los derroteros de una novela de ficción cuyos protagonistas fueran marionetas, portadoras en sí de una máxima expresión dramática, a la vez que poética».

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