Presentación de "El asalariado", de Eduardo Quiles

El grupo Teatro del Mare Nostrum presentó ayer, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, la obra El asalariado, del dramaturgo valenciano Eduardo Quiles, que se representará hasta el próximo 16 de marzo. Con dirección escénica de Félix Belencoso y escenografía de Joaquín Michavila, está interpretada por Félix Belencoso, Enrique Cazorla, José Antonio Ferrer, Matilde Fluixá y José María Vara.Eduardo Quiles (Valencia, 1940) pertenece al llamado «nuevo teatro español», conjunto de dramaturgos posteriores a la generación realista que apenas ha sido presentado. Ha residido en Africa del N...

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El grupo Teatro del Mare Nostrum presentó ayer, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, la obra El asalariado, del dramaturgo valenciano Eduardo Quiles, que se representará hasta el próximo 16 de marzo. Con dirección escénica de Félix Belencoso y escenografía de Joaquín Michavila, está interpretada por Félix Belencoso, Enrique Cazorla, José Antonio Ferrer, Matilde Fluixá y José María Vara.Eduardo Quiles (Valencia, 1940) pertenece al llamado «nuevo teatro español», conjunto de dramaturgos posteriores a la generación realista que apenas ha sido presentado. Ha residido en Africa del Norte, Francia y México. Como se indica en la introducción de sus obras publicadas en España, su teatro intenta captar los grandes temas de nuestro tiempo, como el tema de la tiranía en La concubina y el dictador, la idea de la revolución pacífica en Pigmeos, vagabundos y omnipotentes y la explotación del hombre en El asalariado. Esta última obra recibió en 1972 el premio Humor de México y en 1977 se estrenó en la Universidad de Nueva York en Binghamton. En España se estrenó en Valencia, el pasado mes de enero.

A modo de antecrítica, Eduardo Quiles señala: «Dentro del gran escenario de la vida, el autor teatral se ve empujado a rastrear una historia, una idea y unos personajes para subirlos, en un principio, al teatrillo de su fantasía. La problemática del ser humano, cuyo destino depende, en alguna medida, de un salario, atrapó y esclavizó de tal manera mi modesta pluma que pronto fui de parto y alumbré la obra teatral El asalariado. Era el comienzo de 1969 y me afané cuanto puede por hacer poesía dramática con el universo de los asalariados, con ese gran sector de la sociedad que corre el peligro de simbolizar un número, de representar una mera pieza en el proceso de producción. Humanizar la condición de los asalariados fue el objetivo de este frabricante de farsas trágicas »

El autor define su obra como «una fantasía tragicómica sobre quienes viven oprimidos por un salario y amenazados por el fantasma del paro». Añade que «un rasgo de los autores vivos quizá estribe en que pueden y deben reflejar críticamente nuestro presente histórico. Por eso, apartar de la escena al autor vivo es retirar el espectáculo de la vida actual de los escenarios».

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