Kabul, bajo la ley marcial

El Gobierno de Afganistán impuso ayer la ley marcial en Kabul, como consecuencia de las violentas manifestaciones antisoviéticas, que costaron un mínimo de tres muertos y que constituyen la primera respuesta organizada contra la presencia de soldados extranjeros en el país.

Las manifestaciones comenzaron el jueves por la noche, tras la huelga general en el bazar, convocada por los rebeldes musulmanes en unas octavillas repartidas por la capital, en las que pedían a la población que se uniese a la protesta. Al caer la tarde, unas 6.000 personas se manifestaron en tres grupos por las ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Gobierno de Afganistán impuso ayer la ley marcial en Kabul, como consecuencia de las violentas manifestaciones antisoviéticas, que costaron un mínimo de tres muertos y que constituyen la primera respuesta organizada contra la presencia de soldados extranjeros en el país.

Las manifestaciones comenzaron el jueves por la noche, tras la huelga general en el bazar, convocada por los rebeldes musulmanes en unas octavillas repartidas por la capital, en las que pedían a la población que se uniese a la protesta. Al caer la tarde, unas 6.000 personas se manifestaron en tres grupos por las calles de Kabul y subieron a los tejados de las casas, donde gritaron ¡Alá o ajbar! (« ¡Dios es grande! ») y « ¡Mueran los rusos! ». Tres mil manifestantes, portando la bandera verde del Islam, se congregaron frente al Ayuntamiento, donde murieron tres personas, y otras 2.000 se manifestaron en el barrio de Sherpur. En las concentraciones y hasta la madrugada se oyeron frecuentes intercambios de disparos, aunque no procedentes de las armas del Ejército, por lo que se teme que el número de muertos se eleve considerablemente. Al menos un camión fue incendiado por los manifestantes en una céntrica calle. Los disturbios son la primera protesta en masa con que se enfrenta el Gobierno de Babrak Karmal, llegado al poder el 27 de diciembre pasado, tras un golpe de Estado patrocinado por los soviéticos.La mayoría de las tiendas del bazar cerraron el jueves, en una huelga general convocada por los rebeldes musulmanes, que, combatiendo en las zonas rurales, eran hasta ahora la única oposición al régimen prosoviético. La huelga tuvo también un notable éxito en las restantes grandes ciudades de Afganistán, principalmente Mazar i Sherif, Herat, Kandaliar, Jalalabad, Maidan y Gazni. En estas ciudades sólo se habían registrado hasta ahora protestas aisladas, como las huelgas registradas en enero en las localidades de Kandaliar (al Sur) y Herat (al Oeste), segundas en importancia de Afganistán. El Ejército toma posiciones y la aviación sobrevuela Kabul Poco después de comenzar las manifestaciones de Kabul, aviones Mig-21 soviéticos sobrevolaron la ciudad a baja altura y contingentes de soldados fueron trasladados a la capital desde acuartelamientos próximos. Según las últimas informaciones, un número desacostumbrado de soldados soviéticos y afganos ha tomado posiciones en todas las calles de Kabul y se ha apostado a la entrada de los principales edificios. Ayer tarde reinaba en Kabul una tensa calma, pues, a pesar de la vigilancia, se esperaban nuevas manifestaciones tras las oraciones públicas del viernes, que es el día de descanso semanal para los musulmanes. Las autoridades, al parecer, tienen intención de abrir a la fuerza los comercios hoy. Al mismo tiempo, se informa que han quedado totalmente interrumpidas las comunicaciones por teléfono y télex con Afganistán. El servicio de teléfonos explicó, en un comunicado radiado, que las comunicaciones permane cerán cortadas hasta nueva orden. Entre tanto, los soldados soviéticos entretienen sus ocios como mejor pueden. La obtención de alcohol en un país tan rígidamente musulmán como Afganistán no es nada fácil ni barato. Las condiciones de alojamiento de las tropas son bastante duras: sólo unos pocos soldados duermen en edificios con calefacción; el resto lo hace en tiendas de campaña. Sin embargo, parecen superar fácilmente estas pegas. Más de un occidental residente en Afganistán dice haber visto a algún soldado soviético bañándose desnudo sobre la nieve.

Tampoco es fácil ocupar las horas de ocio. En las carteleras de Kabul hay sólo una comedia de Moliére y unas pocas películas: todo ello en dari, en dialecto local. Las peleas de gallos, cometas y perros y las carreras de camellos son los únicos entretenimientos accesibles que no necesitan traducción.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En