Hace once meses

El 28 de marzo de 1979, un escape de vapores radiactivos en la planta nuclear Isla de las Tres Millas, en Harrisburg, originado por un fallo en una válvula del equipo de refrigeración y agravado posteriormente por la presencia de una burbuja de hidrógeno que impedía el enfriamiento del reactor, estuvo a punto de provocar una catástrofe de consecuencias imprevisibles.La importancia del accidente fue rebajada durante dos días y para muchos supuso una toma de conciencia de los problemas que puede suponer la actividad de las centrales nucleares, hasta el punto de que algunos Gobiernos iniciaron un...

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El 28 de marzo de 1979, un escape de vapores radiactivos en la planta nuclear Isla de las Tres Millas, en Harrisburg, originado por un fallo en una válvula del equipo de refrigeración y agravado posteriormente por la presencia de una burbuja de hidrógeno que impedía el enfriamiento del reactor, estuvo a punto de provocar una catástrofe de consecuencias imprevisibles.La importancia del accidente fue rebajada durante dos días y para muchos supuso una toma de conciencia de los problemas que puede suponer la actividad de las centrales nucleares, hasta el punto de que algunos Gobiernos iniciaron un replanteamiento de sus programas atómicos.

El Gobierno de Estados Unidos decretó el cierre de todas las centrales que utilizasen reactores Babcok and Wilcox, idénticos a los de Harrisburg, y ordenó la revisión de las medidag de seguridad de las centrales nucleares en funcionamiento.

Más información

Aunque las auténticas consecuencias no podrán ser conocidas en mucho tiempo; se apreció la contaminación de diversos alimentos, aunque sin riesgo aparente. En cualquier caso, quedó de manifiesto la falta de previsión de las autoridades para evacuar a la población en el caso de un accidente nuclear.

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