HACIA EL FIN DE LA DISTENSIÓN ENTRE EEUU Y LA URSS

Washington quiere rearmar a Pakistán con la ayuda china

La Administración norteamericana intenta conseguir la cooperación china para fortalecer militarmente a Pakistán tras los acontecimientos de Afganistán. Washington estudia una fórmula para que tanto Estados Unidos como la República Popular China incrementen sus envíos de armas al país asiático.Los planes estadounidenses van a ser discutidos con ocasión de la próxima visita a la capital china del secretario de Defensa, Harold Brown, que viaja este fin de semana a Pekín. La visita de Brow estaba prevista desde hace meses, pero, según fuentes oficiales norteamericanas, la intervención militar sovi...

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La Administración norteamericana intenta conseguir la cooperación china para fortalecer militarmente a Pakistán tras los acontecimientos de Afganistán. Washington estudia una fórmula para que tanto Estados Unidos como la República Popular China incrementen sus envíos de armas al país asiático.Los planes estadounidenses van a ser discutidos con ocasión de la próxima visita a la capital china del secretario de Defensa, Harold Brown, que viaja este fin de semana a Pekín. La visita de Brow estaba prevista desde hace meses, pero, según fuentes oficiales norteamericanas, la intervención militar soviética en Afganistán ha dado «una nueva dimensión» al viaje.

En círculos militares norteamericanos comienza a tomar cuerpo la idea de que unas relaciones más estrechas con Pekín son el mejor camino que puede adoptar Washington para responder a la intervención de Moscú en Afganistán. «Los soviéticos nos han obligado, a nosotros y a los chinos, a una postura desde la que vemos el mundo de la misma forma», ha declarado un alto funcionario estadounidense.

Además de analizar los acontecimientos afganos, Brown va a discutir probablemente con los dirigentes chinos medidas de cooperación a largo plazo, de las que pueden formar parte la venta a Pekín de tecnología militar norteamericana.

El interés que muestra ahora la Casa Blanca por coordinar con China su política de seguridad hacia Pakistán contrasta agudamente con la situación de los años sesenta, cuando sucesivos Gobiernos estadounidenses hicieron todo lo posible por enfriar las relaciones entre Islamabad y el Gobierno comunista chino.

Hace más de diez años, sin embargo, que chinos y paquistaníes mantienen estrechas relaciones. Pekín se ha convertido en el principal proveedor de armas del país musulmán. Washington cesó en marzo pasado de enviar armas a Pakistán, cuando tuvo evidencia de que Islamabad estaba adquiriendo tecnología nuclear.

El Congreso norteamericano deberá aprobar ahora cualquier iniciativa gubernamental para reanudar la venta de armas. Los funcionarios del Ministerio de Defensa ya han iniciado conversaciones con sus colegas paquistaníes, a pesar de que India se ha manifestado opuesta a un fortalecimiento militar de Pakistán, sea vía Washington o Pekín. El Gobierno de Nueva Delhi, que ha pedido a Carter «energía» sobre la cuestión afgana, se siente igualmente amenazado en sus fronteras orientales por el crecimiento potencial paquistaní.

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La Administración norteamericana, consciente de las dificultades de aprovisionar masiva y directamente a Pakistán de material bélico, está dispuesta, en todo caso, a modernizar el Ejército de Islamabad. Los objetivos inmediatos serían la venta de cazas F-5 y la sustitución de los viejos carros de combate, de fabricación estadounidense, utilizados por las fuerzas armadas paquistaníes.

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