Dimisión y reconocimiento de Lola Rodríguez Aragón

Con la dimisión irrevocable de Lola Rodríguez Aragón como directora del Coro Nacional se cierra una de las muchas y brillantes etapas de una carrera musical plena de éxitos. Los «largos y fecundos servicios prestados en el puesto que ahora voluntariamente abandona», como dice la comunicación de la Dirección General de Música, son tan ciertos, entusiastas y voluntariosos como la «huella honda en el transcurrir del Coro Nacional» a que alude.

El mismo nacimiento del conjunto, dentro de la Escuela Superior de Canto, mereció el alto reconocimiento de su conversión en Coro Nacional. Y fue un...

Con la dimisión irrevocable de Lola Rodríguez Aragón como directora del Coro Nacional se cierra una de las muchas y brillantes etapas de una carrera musical plena de éxitos. Los «largos y fecundos servicios prestados en el puesto que ahora voluntariamente abandona», como dice la comunicación de la Dirección General de Música, son tan ciertos, entusiastas y voluntariosos como la «huella honda en el transcurrir del Coro Nacional» a que alude.

El mismo nacimiento del conjunto, dentro de la Escuela Superior de Canto, mereció el alto reconocimiento de su conversión en Coro Nacional. Y fue un ejemplo del tesón y la entrega de la profesora Rodríguez de Aragón, que, en tantas ocasiones debió salir al escenario del Real a recoger las ovaciones dedicadas a su Coro, empeñado desde el primer momento en montajes de gran responsabilidad artística.

«Lola Rodríguez de Aragón venía ya hace tiempo», dice la Dirección de Música, «aduciendo razones de índole varia para dejar la dirección del Coro.» Dicho organismo rector «ha considerado, como las más atendibles, aquellas de carácter personal y familiar», lo que le ha llevado a aceptar la dimisión al tiempo que proclama su gratitud y expresa su reconocimiento al magisterio y alta profesionalidad de la profesora Rodríguez de Aragón. Vaya desde aquí, con el adiós, nuestro aplauso.