Los Who, documental y manifiesto

La industria discográfica ha superado de tal manera su volumen de ingresos en comparación con la cinematográfica, y especialmente teniendo en cuenta la gran diferencia de las inversiones hechas por una y otra, que sus relaciones se han invertido completamente en el curso de las últimas décadas. Antes de los sesenta, si una película tenía gran éxito, se lanzaba un disco con su música, y si algún cantante destacaba, no tardaba en convertirse en actor.Después de los sesenta, si un disco tiene éxito, se hace una película basada en él y los cantantes, sólo esporádicamente, hacen alguna aparición ci...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La industria discográfica ha superado de tal manera su volumen de ingresos en comparación con la cinematográfica, y especialmente teniendo en cuenta la gran diferencia de las inversiones hechas por una y otra, que sus relaciones se han invertido completamente en el curso de las últimas décadas. Antes de los sesenta, si una película tenía gran éxito, se lanzaba un disco con su música, y si algún cantante destacaba, no tardaba en convertirse en actor.Después de los sesenta, si un disco tiene éxito, se hace una película basada en él y los cantantes, sólo esporádicamente, hacen alguna aparición cinematográfica. Estas dos películas, muy diferentes, recientemente estrenadas en Madrid, son una prueba evidente de esto y del éxito logrado por el conjunto inglés de rock The Who.

Los chicos están bien (The kids are alright)

Director: Jeff Stein. Intérpretes: Roger Daltrey, Pete Townshend, John Entwistle, Keith Moon. Inglaterra, 1978. Locales de estreno: Bellas Artes, Dúplex 1. Quadrophenia. Director: Franc Roddam. Guión: Dave Humphries, Martin Stellman, Franc Roddam. Intérpretes: Phil Daniels, Mark Wingett, Philip Davis, Leslie Ash. Inglaterra, 1979. Local de estreno: Urquijo.

Los chicos están bien es un documental confeccionado con viejos programas de televisión ingleses, norteamericanos y alemanes y retransmisiones de actuaciones en vídeo; antiguas películas en dieciséis milímetros sobre viajes de trabajo por diferentes países, y algunas rodadas especialmente para esta ocasión, que intenta ser una biografía cronológica de The Who desde el momento de su creación, en 1964, hasta la actualidad, y de lo que representa dentro del panorama de la música rock. El resultado gustará a los seguidores del grupo, pero rozará el límite de lo incomprensible para el simple espectador cinematográfico, al darse por supuesto, un exceso de datos y tener una factura de apresurado reportaje televisivo, sin el menor aliciente visual. Hay que destacar su falta de pretensiones: The Who cantan sus canciones y hacen su número correspondiente en las entrevistas, pero en ningún momento se pretende ir más allá.

Quadrophenia intenta ser, y es, todo lo contrario. Toma como punto de partida el disco homónimo de The Who editado en 1973, parte de la base que dicha palabra significa «personalidad dividida en cuatro facetas distintas, estado avanzado de esquizofrenia» y trata de explicarlos a través del joven Jimmy. Ambientada a principios de los sesenta, gira en torno al violento enfrentamiento que tuvo lugar en las playas de Brighton entre los grupos mod y rockers y es un minucioso documento sobre la forma de vida de la juventud inglesa de aquellos años cargado de nostalgia. El resultado es una curiosa mezcolanza entre el realismo en primer grado de las películas de free cinema hechas por Lindsay Anderson, Karel Reist, Tony Richardson, John Schlesinger, etcétera, en esos mismos años, una nostalgia a lo American Grafitti y una fuerte carga de pretenciosidad.

Está contada de forma directa a través de Jimmy, el joven mod que trabaja en una agencia de publicidad, vive con su modesta familia, tiene una Lambretta llena de espejos, pasa sus horas libres con sus amigos y corretea detrás de la coqueta Steph. Una vez que se desarrolla el enfrentamiento entre mod y rockers, durante el cual Jimmy retoza con Steph en un oscuro callejón y es detenido por la policía, la narración toma un camino diferente, se hace pretenciosa y trata de convertirse en el manifiesto de una generación. Jimmy es expulsado de su trabajo y de su casa, rechazado por Steph y los mod; ve cómo destrozan su motocicleta, comprueba que su ídolo es un servicial botones, y ante él, como única solución, se alza el espejismo de un discutible suicidio redentor.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En