La crisis de Nicaragua

Los restos de la dictadura somocista se desmoronan

El deterioro de la situación nicaragüense se produce en progresión geométrica. A cada minuto se producen informaciones sobre nuevos acontecimientos que dan idea de la rapidez con que se está desmoronando lo que aún quedaba de la estructura del somocismo, es decir, la Guardia Nacional, el Congreso y el presidente elegido por éste para sustituir a Somoza

Entre estos hechos figura la retirada del embajador norteamericano en Managua como protesta ante la negativa de Francisco Urcuyo de transferir el poder a la Junta de Reconstrucción Nacional. El propio Lawrence Pezzullo explicó a los perio...

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El deterioro de la situación nicaragüense se produce en progresión geométrica. A cada minuto se producen informaciones sobre nuevos acontecimientos que dan idea de la rapidez con que se está desmoronando lo que aún quedaba de la estructura del somocismo, es decir, la Guardia Nacional, el Congreso y el presidente elegido por éste para sustituir a Somoza

Entre estos hechos figura la retirada del embajador norteamericano en Managua como protesta ante la negativa de Francisco Urcuyo de transferir el poder a la Junta de Reconstrucción Nacional. El propio Lawrence Pezzullo explicó a los periodistas momentos antes de abandonar el edificio de la embajada que su marcha tenía una clara intención de mostrar el disgusto norteamericano por la nueva situación.La inesperada marcha de los diplomáticos norteamericanos produjo una inmediata reacción en la presidencia de la República. Urcuyo se reunió con sus colaboradores más inmediatos y altos oficiales de la Guardia Nacional para estudiar la situación. Una rueda de prensa, anunciada por Urcuyo para las diez de la mañana (hora local) fue suspendida. En ese mismo instante surgieron rumores de que el presidente, obligado por las circunstancias políticas y la indudable ventaja militar del FSLN estaba dispuesto a abandonar el país.

Desbandada

Los combatientes sandinistas avanzan en estos momentos hacia Managua. Apenas encuentran resistencia entre los miembros de la Guardia Nacional, muchos de los cuales han optado por rendirse ante el FSLN. Este es el caso de Granada, ciudad que cayó en la tarde del martes en poder de los sandinistas, después de que el comandante de la guarnición se entregara a los militares rebeldes, Los sandinistas han ocupado también Ocotal, Juigalpa y Boaco. La capital está prácticamente cercada.

Todo esto influye indudablemente en el ánimo de la Guardia Nacional. Una idea del caos, que paso a paso se va adueñando de esta institución, la dan hechos como los siguientes: en el aeropuerto de Las Mercedes, soldados de la escuela de entrenamiento básico de infantería, que dirigió hasta su huida del país el hijo de Tacho Somoza, asaltaron dos aviones de la Cruz Roja y obligaron con sus armas a los pilotos a despegar. En los aparatos salieron de Managua trescientas personas, todos militares con sus familias. Otro hecho significativo se produjo en el kilómetro diecinueve de la carretera de León, donde un numeroso convoy de la Guardia Nacional se entregó a un grupo de sandinistas que avanzaban hacia Managua.

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Noticias que no ha sido posible confirmar señalan que el grueso de la fuerza aérea nicaragüense desertó y viajó a Tegucigalpa, la capital de Honduras, con todos sus pertrechos. Informaciones procedentes de la capital hondureña señalan que en el aeropuerto local tornaron tierra once aviones de combate y dos helicópteros.

La Junta, en León

A última hora se supo que Estados Unidos podría declarar persona non grata a Anastasio Somoza si éste no presiona a Urcuyo para que entregue el poder a la Junta de Re construcción Nacional. En San José, la capital de Costa Rica, los cancilleres de los cinco países del Pacto Adino, es decir, Venezuela Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, habían decidido imponer inmediatamente un bloqueo petrolero al Gobierno de Managua, para conseguir que Francisco Urcuyo cumpla su promesa de entregar el poder a la Junta de Reconstrucción Nacional, que ya está trabajando como legítimo Gobierno en la ciudad de León, a 140 kilómetros de Managua.

La Junta de Reconstrucción Nacional, ante la negativa de las autoridades nicaragüenses al permiso de aterrizaje del avión que les trasladaba a Managua desde San José de Costa Rica, optó por trasladarse a León, la segunda ciudad del país, donde el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ejerce un control total desde hace más de un mes.

Al confirmarse la noticia de que la Junta estaba ya en territorio nicaragüense, se produjo un movimiento internacional de reconocimiento de dicha Junta por parte de Gobiernos latinoamericanos. El primero en hacerlo fue el de Costa Rica. Se espera que en las próximas horas otras naciones del mundo se sumen a esta corriente. Esta, indudablemente, sería una actitud muy útil para conseguir el aislamiento internacional del Gobierno de Francisco Urcuyo.

La Junta de Reconstrucción Nacional discutió en León la oportunidad y conveniencia de organizar una marcha cívica hacia Managua para reclamar el poder al sucesor de Somoza. La materialización de este proyecto dependía básicamente de la actitud de la Guardia Nacional, ya que los integrantes del Gobierno Provisional no quieren, bajo ningún concepto, provocar una acción militar de la Guardia Nacional que desembocara en un baño de sangre.

Chasco y estupor

La actitud del presidente interino, Francisco Urcuyo, y de la Guardia Nacional, que se tomaron al principio completamente en serio la sucesión de Somoza con la pretensión de permanecer en el poder hasta 1981, supuso un soberano chasco para la opinión internacional.

Desde el Departamento de Estado norteamericano, que reaccionó duramente ante el hecho hasta la ciudadanía nicaragüense todas las partes interesadas en esta sangrienta crisis exteriorizaron su estupor ante la actitud del presidente interino.

Por su parte, el comandante guerrillero Edén Pastora ha dicho que, si los sandinistas pudieron sacar de Nicaragua al general Anastasio Somoza, con mayor razón podrán vencer al presidente Francisco Urcuyo.

«A éste lo sacamos en veinticuatro horas», precisó Pastora, al ser entrevistado en Costa Rica momentos antes de viajar en avión a su país.

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