Tribuna:

Y ahora, El Cordobés

Hay dos toreros (hasta ahora retirados) a quienes el taurinismo considera intocables: Antonio Ordóñez y Manuel Benítez El Cordobés. Unos veterinarios responsables y un gobernador civil han demostrado que aquí no hay nadie intocable y, con la simple aplicación de un reglamento, que ambos tantas veces se pusieron por montera, han desbaratado la pantomima de la reaparición del ídolo rondeño. Ahora queda El Cordobés.Entre taurinos ven muy clara la estrategia: «¿Suspender una corrida de El Cordobés o de Ordóñez por falta de trapío en las reses? No habrá comisario, alcalde o gobernador que te...

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Hay dos toreros (hasta ahora retirados) a quienes el taurinismo considera intocables: Antonio Ordóñez y Manuel Benítez El Cordobés. Unos veterinarios responsables y un gobernador civil han demostrado que aquí no hay nadie intocable y, con la simple aplicación de un reglamento, que ambos tantas veces se pusieron por montera, han desbaratado la pantomima de la reaparición del ídolo rondeño. Ahora queda El Cordobés.Entre taurinos ven muy clara la estrategia: «¿Suspender una corrida de El Cordobés o de Ordóñez por falta de trapío en las reses? No habrá comisario, alcalde o gobernador que tenga riñones para hacerlo, y menos en estos tiempos que corren. Cuando todo el taquillaje está vendido, la presión de la gente para que se celebre la corrida podrá más; la autoridad no se atreverá a exponerse a un conflicto de orden público por una tontería.» Es decir, que todo está calculado y se cuenta con el público, al que intentan defraudar, para que proteste porque la autoridad impide el fraude.

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Pero a Ordóñez ya le han puesto una vez el disco rojo, mientras El Cordobés prepara su campaña de reaparición presumiblemente no sobre la base de echarse a los leones, es decir, de matar corridas cuatreñas y astifinas que, por otra parte, es lo que exige el reglamento y hacen habitualmente sus compañeros. No se trata de perjudicar en nada a estos ídolos de la reaparición, ni de ponerles trabas, pero la autoridad, que no puede desconocer cuáles eran las habilidades entre bastidores de ambos diestros cuando estaban en activo, tiene la obligación estricta de vigilar muy de cerca la presencia e integridad física de las reses que van a lidiar.

La actuación de los veterinarios de Jerez y del gobernador de Cádiz son un ejemplo y un estímulo para los veterinarios de Benidorm y el gobernador de Alicante, y de aquí en adelante, lo mismo para las restantes plazas y provincias. Si las cosas se hacen como es debido, no tiene que haber ningún problema. Los problemas los traen el compadreo y los compadres.

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