BARCELONA

Oreja merecida a Tomás Campuzano

Dámaso González no pudo con su primero, de incierta embestida. Hizo, cosa rara en él, una faena corta. Al cuarto -un cinqueño- le trasteó sin pena ni gloria. Una tarde anodina la de Dámaso.Tampoco José Luis Galloso consiguió nada destacable. Su primer toro era bravo, ágil, de embestida noble, y no le pudo; muleteó sin estarse quieto ni un solo momento. El quinto, que hizo buena pelea con los picadores, llegó a la muleta venciéndose algo por el derecho y Galloso abrevió.

Lo más sobresaliente de la tarde fueron unos naturales a cargo de Tomás Campuzano en el tercero; naturales ...

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Dámaso González no pudo con su primero, de incierta embestida. Hizo, cosa rara en él, una faena corta. Al cuarto -un cinqueño- le trasteó sin pena ni gloria. Una tarde anodina la de Dámaso.Tampoco José Luis Galloso consiguió nada destacable. Su primer toro era bravo, ágil, de embestida noble, y no le pudo; muleteó sin estarse quieto ni un solo momento. El quinto, que hizo buena pelea con los picadores, llegó a la muleta venciéndose algo por el derecho y Galloso abrevió.

Lo más sobresaliente de la tarde fueron unos naturales a cargo de Tomás Campuzano en el tercero; naturales largos y templados, en los que el berrocal iba muy toreado. La oreja que obtuvo el diestro fue muy merecida.

Plaza de Barcelona

Buena entrada. Toros de Martín Berrocal, bien presentados. Dámaso González: división y palmas. José Luis Galloso: palmas y silencio. Tomás Campuzano: oreja y ovación.

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