La "cumbre" de Viena

Viena, ciudad-puente Este-Oeste

La selección de Viena, puente neutral entre el Este y el Oeste para la primera cumbre entre Carter y Brejnev, tiene más que ver con la propia historia de las SALT que con razones de conveniencia logística o de comodidad. Austria es, en primer lugar, un país neutral por excelencia y es también, conviene recordarlo, resultado directo de uno de los acuerdos soviético-norteamericanos más difíciles de la época posterior de la segunda guerra mundial y, a la vez, el más respetado. Por otro lado, Viena fue también el escenario, en junio de 1961, del primer encuentro en la cumbre entre Ke...

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La selección de Viena, puente neutral entre el Este y el Oeste para la primera cumbre entre Carter y Brejnev, tiene más que ver con la propia historia de las SALT que con razones de conveniencia logística o de comodidad. Austria es, en primer lugar, un país neutral por excelencia y es también, conviene recordarlo, resultado directo de uno de los acuerdos soviético-norteamericanos más difíciles de la época posterior de la segunda guerra mundial y, a la vez, el más respetado. Por otro lado, Viena fue también el escenario, en junio de 1961, del primer encuentro en la cumbre entre Kennedy y Kruschev, que, pese a ser un fracaso total, fue el origen histórico y filosófico de las SALT.Austria es hoy un país neutral porque, en cierto sentido, así lo decidieron la serie de compromisos que Moscú y Washington acordaron tras la segunda guerra mundial. Ocupado por las tropas nazis con anterioridad al inicio de la segunda guerra, sin imperio desde la primera confrontación mundial, Austria obtuvo garantías en 1943 de su futura independencia por parte del bloque aliado. En 1945, al terminar el conflicto, fue dividida en zonas militares de ocupación y, en 1955, recuperó finalmente su independencia y neutralidad por el tratado de Estado entre Washington y Moscú.

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Contrariamente a estas similitudes, el encuentro Carter-Brejnev presenta, a priori, enormes diferencias con la primera cumbre de Viena entre Kennedy y Kruschev. Al menos en sus aspectos externos.

Por ejemplo, la cumbre de 1961, celebrada año y medio después del incidente del avión-espía V-2 y meses antes de la crisis de los misiles en Cuba, se celebró en un ambiente protocolario ejemplar, pese a que en cuestiones de fondo. fue un fracaso rotundo.

El encuentro Carter-Brejnev, por el contrario, va a ser protocolariamente serio, frío y hasta severo. Ambos dirigentes han rechazado la hospitalidad del primer ministro austríaco, Bruno Kreisky, y no aparecerán juntos en público más que una sola vez en la ceremonia, el lunes, de la firma del SALT II.

Asimismo, Carter y Brejnev pasarán más tiempo reunidos en sesiones de trabajo que en actos sociales. La única participación en uno de estos actos será la presencia de Carter en el palacio de la Opera en el estreno de una nueva versión de la obra de Mozart El rapto del serallo, que dirigirá, a sus 82 años, el prestigioso Karl Boehm.

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