Reportaje:

En Nicaragua, sandinistas y la Guardia Nacional de Somoza libran una guerra abierta

Los combates que libran, en el sur de Nicaragua, la Guardia Nacional y el Frente Sandinista de Liberación no son, en ningún modo, los típicos de una situación de guerrilla, sino que corresponden a las características de una guerra abierta, formal y frontal. Uno y otro bando emplean armamento pesado, apoyo aéreo, y disponen de desarrollados sistemas logísticos. Así lo pudimos comprobar, en el mismo sitio de los hechos, los enviados especiales de medios de comunicación extranjeros, trasladados al campo de batalla por el Gobierno nicaragüense.El viaje, curiosamente, fue para este corresponsal una...

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Los combates que libran, en el sur de Nicaragua, la Guardia Nacional y el Frente Sandinista de Liberación no son, en ningún modo, los típicos de una situación de guerrilla, sino que corresponden a las características de una guerra abierta, formal y frontal. Uno y otro bando emplean armamento pesado, apoyo aéreo, y disponen de desarrollados sistemas logísticos. Así lo pudimos comprobar, en el mismo sitio de los hechos, los enviados especiales de medios de comunicación extranjeros, trasladados al campo de batalla por el Gobierno nicaragüense.El viaje, curiosamente, fue para este corresponsal una especie de jornada española: del hotel Intercontinental al aeropuerto de Las Mercedes, los periodistas fuimos trasladados en un autobús Pegaso. Los aviones en los que viajamos a la frontera de Costa Rica fueron tres C-212, de los fabricados por Construcciones Aeronáuticas (CASA). De San Juan del Sur, donde aterrizamos, hasta el campo de operaciones, fuimos a bordo de otro autobús Ebro. Y, para finalizar, jeeps de esta última marca componían básicamente la flota de vehículos ligeros de las tropas de la Guardia Nacional en la más avanzada de las líneas nicaragüenses. Para compensar, en el mismo escenario vimos camiones israelíes, lanzacohetes argentinos, granadas de Nueva Orleans, fusiles automáticos belgas y munición del calibre 50, de procedencia coreana.

Los aviones aterrizaron en una vieja pista de tierra en las afueras del pueblo marinero de San Juan del Sur, en la costa del Pacífico. Ese aeropuerto sirve ahora de base fundamental de aprovisionamiento de las tropas nicaragüenses, situadas a unos cuarenta kilómetros más hacia la frontera de Costa Rica, en un lugar llamado El Ostional.

Hasta ese punto fuimos llevados los periodistas. El puesto de mando, que servía al mismo tiempo de posición artillera, está situado en las últimas casas del poblado, algunos de cuyos habitantes se mezclan y confraternizan con los soldados. El puesto está flanqueado por un pequeño río, que cruzan con frecuencia las patrullas que van y vienen hacia y desde la zona del combate frontal.

Empleo de aviación y cohetes

Las fuerzas del Frente Sandinista están situadas a unos tres kilómetros hacia el sur. La frontera de Costa Rica, dos kilómetros más allá. Según el comandante del puesto, un coronel de apellido Jacobi, la Guardia Nacional tiene rodeado el cerro en el que, según sus cálculos, hay alrededor de doscientos sandinistas, y el paso hacia la frontera está cortado.Las patrullas de la Guardia Nacional se acercan hasta unos 150 metros de las trincheras del FSLN, y ahí se hostigan uno y otro bando. Poco después de llegar nosotros al lugar, regresó al puesto de mando una de las patrullas con un soldado herido: mostraba un pequeño orificio bajo la tetilla izquierda. Según explicó, con mucha tranquilidad, el chaleco antibalas le había salvado la vida. Un helicóptero evacuó al herido a los pocos minutos.

En dos ocasiones, durante los sesenta minutos que estuvimos en el frente, aviones nicaragüenses atacaron las posiciones sandinistas. Las picadas de los T-33 eran visibles desde nuestro lugar de observación, y se oían con toda claridad los disparos hechos por el FSLN contra los aviones con armas antiaéreas. Al fuego aéreo y, la correspondiente respuesta desde tierra siguieron en las dos ocasiones disparos de mortero, efectuados por los sandinistas, según el jefe de puesto, desde el cerro donde estaban aislados aquéllos y desde otro montículo, llamado El Conventillo, situado en territorio de Costa Rica.

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En una ocasión, el coronel Jacobi ordenó el disparo de cohetes tierra-tierra. Fueron cinco los cohetes lanzados, cuyo impacto en tierra se apreció segundos después. De cuando en cuando se oían otros estampidos más lejanos, más allá de las líneas sandinistas: «son los guardacostas», nos aclaró un joven oficial, ascendido a teniente el miércoles, casado con una gallega a quien el soldado ha enviado a España «por lo que pueda pasar». Fue imposible obtener su nombre.

Por sus palabras se confirmó lo que circulaba como rumor: las posiciones sandinistas están siendo bombardeadas desde tierra, mar y aire.

Según las explicaciones del responsable del puesto, la situación es claramente favorable a la GN. Los sandinistas están rodeados en dos puntos. El Ostional, que visitamos los periodistas, y El Naranjo, una hacienda ganadera situada a escasos metros al Este del primero. De esos puntos, ambos lugares están a menos de 1.500 metros de la frontera. La GN les ha cortado el paso hacia ella y ha interrumpido el suministro de municiones y alimentos.

Soldados de quince años

Los combatientes del FSLN, aislados en estas cotas, corresponden al grueso que, el martes, penetró en Nicaragua por la frontera de Costa Rica, para, según la información oficial nicaragüense, apoyar a otros contingentes que trataban de ocupar la ciudad de Rivas y establecer allí la base principal de operaciones del FSLN en su avance hacia Managua. Después de 48 horas de fuertes combates, Rivas fue desalojada por la GN, al tiempo que se cortaba el paso hacia dicha ciudad de los combatientes procedentes del sur. Lo que la Guardia Nacional espera en estos momentos es que los sandinistas desalojados de Rivas traten de ganar la frontera.Dos cosas llaman la atención en la visita al frente: la extremada juventud de muchos de los soldados, algunos de los cuales alcanzan con dificultad los dieciséis años, y la abundancia de suministros bélicos. Los soldados aparecen bien uniformados y perfectamente pertrechados, la mayoría con chalecos antibalas. La llegada de camiones con munición para los fusiles Falk, ametralladoras del calibre 50, morteros del 81 y cohetes tierra-tierra es constante. La alimentación es más deficiente: a punto ya de iniciar el regreso, a la hora del almuerzo, un lugareño repartía raquíticas tortillas de maíz, que aderezaban los más afortunados con alguna conserva.

Todos los soldados se muestran comunicativos, salvo en lo que se refiere a sus nombres y a lo que consideran información estrictamente militar (parecen perfectamente aleccionados al respecto). Y absolutamente seguros de que van a ganar. No es difícil obtener de ellos rasgos de perfecto odio hacia sus enemigos del otro lado. Un soldado raso, que se expresaba con cierta dificultad en castellano, nos contó con toda frialdad cómo había matado a un guerrillero sandinista, al que se le encasquilló el fusil ametrallador. El raso mostró orgulloso el arma y la munición arrebatada al otro soldado muerto. Otro jovencísimo uniformado, preguntado sobre si creía que aquella era la ofensiva final del FSLN, contestó, con vehemencia: «Ojalá saquen todo lo que tienen, para terminar y volarles de una vez a cañonazos.»

Guardia pretoriana

Estas palabras recuerdan a otras escuchadas de labios de también jóvenes combatientes del otro lado, que se expresan con idéntico ardor. Una diferencia separa a ambos, sin embargo: aquéllos son militares profesionales, pertenecientes a una guardia pretoriana personal. Estos combaten por ideas.Los buenos pertrechos de la infantería contrastan con la pobreza de medios que exhibe la fuerza aérea del país.

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