Camón Aznar, una concepción renovadora del arte

Ayer fue enterrado en Zaragoza José Camón Aznar, catedrático de Arte, académico y escritor. La trayectoria intelectual y científica de Camón Aznar no resulta nada fácil de juzgar, puesto que no se limitó a un ámbito específico, sino que se desplegó en una extraordinaria variedad de géneros y asuntos, incluso como historiador y crítico de arte, que es, sin duda, su aspecto más destacable y el que aquí pretendemos glosar brevemente.La obra de Camón Aznar constituye una auténtica reacción frente al positivismo más o menos consciente, pero casi siempre obsoleto, que dominaba la historiografía artí...

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Ayer fue enterrado en Zaragoza José Camón Aznar, catedrático de Arte, académico y escritor. La trayectoria intelectual y científica de Camón Aznar no resulta nada fácil de juzgar, puesto que no se limitó a un ámbito específico, sino que se desplegó en una extraordinaria variedad de géneros y asuntos, incluso como historiador y crítico de arte, que es, sin duda, su aspecto más destacable y el que aquí pretendemos glosar brevemente.La obra de Camón Aznar constituye una auténtica reacción frente al positivismo más o menos consciente, pero casi siempre obsoleto, que dominaba la historiografía artística española, y un loable intento de superar esa peligrosa escisión entre crítica e historia del arte que ya deploró Venturi. Esta voluntad conciliadora le llevó a Camón Aznar a ejercer la crítica en la prensa diaria y en revistas especializadas, pero le llevó también a la estética, con ensayos como El arte desde su esencia (1940); El arte ante la crítica (1955); Filosofía del arte moderno (1965) o Filosofía del arte (1975), entre otros. Es él precisamente quien funda, en 1943, la Revista de Ideas Estéticas, que ahora languidece. De mayor relevancia, sin embargo, nos parece la fundación de Goya, en 1954, editada por la Fundación Lázaro Galdiano, una revista bien concebida y de gran vivacidad intelectual, donde convivieron siempre sin dificultad los ensayos de carácter general, los artículos especializados y la crítica de arte, atendiendo no sólo a la actualidad española, sino también a lo que ocurría en Londres, París o Berlín.

Animado por esa misma curiosidad, tan infrecuente entre los historiadores del arte más académicos, Camón Aznar mantendría vivos durante años los cursos de arte de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, testigos de una incipiente reflexión crítica en torno al arte de vanguardia.

Como historiador del Arte, despertó a veces una cierta desconfianza, basada en la no siempre escrupulosa cientificidad de su método y de sus atribuciones, pero no podemos olvidar, por otra parte, el valor indudable de su contribución al estudio de personalidades dispares y conflictivas del arte español -Velázquez, Goya, el Greco, Ribalta, Picasso o Ancheta-, el volumen extraordinario de sus trabajos, y, por encima de todo, su interpretación culturalísta del fenómeno artístico, no por discutible menos renovadora.

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