La "cumbre" de la OUA puede examinar la "descolonización" de Ceuta, Melilla y Canarias

La próxima conferencia cumbre de la Organización para la Unidad Afficana (OUA), prevista para principios de julio en Liberia, puede presentar sorpresas para España, y a la exigencia de una supuiesta descolonización de las Canarias puede sumarse otra petición parecida relacionada con Ceuta, Melilla y las Chafarinas.

El tema de Ceuta y Melilla y los peñones ha sido aireado en los últimos meses por Marruecos. En un principio fueron los partidos de la oposición quienes reactivaron la vieja reivindicación marroquí de que les sean entregados dichos territorios. Sin embargo, no sólo ha sid...

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La próxima conferencia cumbre de la Organización para la Unidad Afficana (OUA), prevista para principios de julio en Liberia, puede presentar sorpresas para España, y a la exigencia de una supuiesta descolonización de las Canarias puede sumarse otra petición parecida relacionada con Ceuta, Melilla y las Chafarinas.

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El tema de Ceuta y Melilla y los peñones ha sido aireado en los últimos meses por Marruecos. En un principio fueron los partidos de la oposición quienes reactivaron la vieja reivindicación marroquí de que les sean entregados dichos territorios. Sin embargo, no sólo ha sido la oposición la que ha tratado el asunto, sino tam bién el partido del Istiqlal, con varios ministros en el Gobierno, entre ellos el de Relaciones Exteriores, que tiene a su cargo la elaboración de la actitud de la delegación de Rabat en la próxima citada cumbre africana. Además de los partidos, la aparición del tema en la pasada conferencla de la Unión Interparlanientarla Africana, celebrada en febrero en la capital del reido marroquí, sirvió para darle un cierto carácter oficial a esta petición, carácter que se ha visto ratificado en la reciente reunión interparlamentaria de Praga, al presentar Egipto un proyecto que exige la entrega a Marruecos de los citados enclaves.

La diplomacia española, que por el momento sólo parece haber previsto una limitada ofensiva diplomática hacia los países moderados del Africa francófona, parece contar con que Marruecos, abrumado por los múltiples problemas internos y externos actuales a que se ve confrontado su Gobierno, no puede -lógicamente- abrir un nuevo frente.

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Este razonamiento, visto a la luz de la experiencia marroquí, puede resultar erróneo, ya que precisamente es en los momentos difíciles cuando el nacionalismo, que por otra parte es todavía el único gran factor de cohesión nacional o por lo menos de unión de todas las fuerzas políticas del país, se muestra más reivindicativo.

Ni el Gobierno ni los partidos marroquíes han dejado en ningún momento de plantear el tema, si bien las actitudes presentes han dejado de tener la crispación que les caracterizaba en el pasado. El propio ex primer ministro marroquí, jefe de la Agrupación Nacional de los Independientes, declaraba el año pasado a EL PAIS que «hay que encontrar una solución al problema de los «presidios» españoles en la comprensión y la buena voluntad». La oposición, a través del líder socialista Abderrahim Buabid, ha esbozado una actitud parecida al señalar que «a los españoles les cuesta muy caro mantener las dos plazas de soberanía, y en cuanto a su población, habría que hallarse una solución como la de la doble nacionalidad o la firma de un convenio de establecimiento».

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